El Pais, Uruguay
'No Shame' in Embracing President Bush

EDITORIAL

Translated By Harry Echevarria

June 6, 2006
Original Article (Spanish)    

Two pictures were published in this newspaper a week ago, one of a mass rally of radicals and environmentalists gathered in front of the Liberty Building and one of President Bush embracing President [Tabare] Vazquez, both smiling, and across the image of Vazquez and Bush were printed the words, Uruguyan Shame. Parallel to that was a picture of Fidel Castro with Hugo Chavez and Evo Morales. At the foot of that photo were the words, The Dignity of the People .

It would be difficult to find anything more symbolic of the spirit of anti-progress that dominates politics across a considerable portion of Latin America. Consequently, these political tendencies are retarding progress across the entire continent.

It is certainly not a shame that our president has cordial exchanges with his counterpart and principal trading partner. First of all, this shows respect and politeness. These are traits sadly absent from many of their colleagues around the world. It also reflects a responsible, realistic and modern approach to the protection of national interests, which takes precedence over the childish left-wing ideology of showing off and verbalizing uncompromising opposition to alternative views.

Such respect is an example of responsibility and seriousness, for which we should congratulate ourselves.

Another series of photos were of a group of over 200 radicals who screamed, protested, burned the U.S. flag, and insulted our president and his delegation, which was made up of representatives from all political parties, union leaders and businessmen, who are unified in trying to find solutions to the huge problem with the paper industry.

[Editor's Note: The construction of two paper mills by Finnish and Spanish companies along the Uruguay River, has  residents of Uruguay and Venezuela worried about the environmental impact of pulp pollution].

All of this reflects the lamentable state to which much of this region has sunk. Often blamed are the alleged harmful effects of the region's Hispanic heritage and the influence of Catholicism. Spain, with its tremendous and steady progress, sets an example that dispels all such anti-Hispanic allegations.

There remains among us today, without a doubt, the backward influence of Marxist fundamentalism, which calls for the same old failed prescriptions and the veneration of policies that transforms the individual a bolt within an omnipotent State.

This doctrine came to light in the 19th century, but since that time, the world has changed as never before in the history of humanity. But these people continue to be faithful to a past that only resulted in suffering and death. These are the zombies of Latin America: they continue to think and act for the sole purpose of maintaining a system rather than considering ideas, a fallacy denounced by Vaz Ferreira over a century ago. [Editor's Note: Unable to find reference].

In regard to President Evo Morales, almost nothing can as yet be said, since his term has just begun. Time will tell if his decision to nationalize the petroleum industry was positive for his country, or if it would have been better to keep it private and agree to contracts more favorable to his people. Chavez, on the other hand, continues to behave like the continent's great benefactor by spreading petrodollars, while his own people continue mired in poverty.

He reminds one of the mythical King Midas of Frigia [], not because he was punished by God with the ears of a donkey, but because another God condemned him to a life of turning whatever he touched to gold. He was made fabulously rich, but was soon on the verge of starvation because all of his food turned to gold.

As for Fidel Castro, what more can we say about his megalomania, his economic failures and his constant violation of human rights. Can he really be held out as an example to follow – as the left seems destined to do since it never dares condemn him?

One thing is clear: the dignity of the people will not be achieved through authoritarianism, insulting rhetoric, or government-controlled projects that are based on belittling the common man. Rather, it will be reached by consolidating and assiduously respecting individual rights and opening up to investment and technology from the entire world, without ideological limitation, without disorderly and violent resentment or messianic proposals for a sclerotic and inoperative third world.

Spanish Version Below

De vergüenzas y dignidades

Editorial

June 6, 2006

Una foto publicada por nuestro diario hace una semana -en ocasión de la concentración de ambientalistas y de radicales frente al Edificio Libertad- muestra al Presidente Bush abrazando al Presidente Vázquez, ambos sonrientes, y una leyenda cruzando la imagen: "Vergüenza uruguaya". Al lado de esta foto, otra de Fidel Castro flanqueado por los presidentes Chávez y Evo Morales y, al pie, la leyenda "Dignidad de los pueblos!!!"

Es difícil encontrar algo más emblemático que represente el espíritu no progresista sino regresivo de una parte considerable de las tendencias políticas que campean en América Latina y, por consiguiente, del atraso en que está sumido este continente. No es una vergüenza, por cierto, que nuestro presidente tenga un contacto cordial con el primer mandatario de nuestro principal socio comercial. Es, en primer lugar, una actitud educada -ausente, por desgracia, en varios de sus colegas de esta parte del mundo- y es, también, una actitud moderna, realista y responsable que se adopta en defensa de los intereses básicos del país y que supera, como gobernante, el infantilismo izquierdista que se profesaba (y a menudo se sigue profesando) desde la oposición sistemática de otrora. Ese cambio es garantía de seriedad, y nos congratulamos por ello. Una y otra fotos componen un cartel que exhibe un participante protestatario que integra un grupo de unos 200 radicales que caceroleó, gritó consignas, quemó una bandera de EE.UU. e insultó al presidente y a ministros reunidos en el Edificio Libertad junto a representantes de todos los partidos y a dirigentes gremiales y empresariales en una clara demostración de consenso nacional en torno al problema de las plantas de celulosa.

Todo lo expuesto refleja el lamentable mapa que hoy nos ofrece la mayor parte de la región y nos da cuenta de su atraso. Quedan atrás el supuesto efecto negativo de la herencia hispánica y de la influencia del catolicismo. España, con su avasallante progreso, se encarga de desmentir estas presunciones.

Permanecen, sin duda -refiriéndonos al aquí y al ahora-, la presencia retrógrada del fundamentalismo marxista, el apego a recetas probadamente estériles y la veneración por fórmulas que convierten al individuo en una mera tuerca dentro del Estado omnipotente. Esta doctrina surgió en el siglo XIX pero, desde entonces, el mundo cambió como jamás lo había hecho en toda la historia de la humanidad; no obstante, esta gente continúa fiel a un pasado que sólo trajo dolor y muerte. Son los zombis de Latinoamérica: siguen pensando y actuando por sistemas en lugar de por ideas a tener en cuenta, falacia denunciada por Vaz Ferreira hace casi un siglo.

De Morales, casi nada se puede adelantar porque recién empieza su mandato. El tiempo dirá si a su país le convenía más nacionalizar la explotación de sus hidrocarburos o seguir con su privatización pero sometiéndola a contratos más justos para su pueblo. Chávez, por su parte, está operando como el gran benefactor del continente. Es que le sobran petrodólares, aunque su pueblo siga en la pobreza.

Recuerda al mítico Rey Midas, de Frigia, no porque un dios le hizo nacer orejas de burro sino porque otro dios lo condenó a convertir en oro cuanto tocaba. Se hizo fabulosamente rico pero estuvo a punto de morir de hambre porque también sus alimentos se convertían en oro.

En cuanto a Fidel Castro, nada se puede añadir sobre su megalomanía, sus fracasos económicos y su constante violación de los derechos humanos. ¿Será un ejemplo a seguir y a rendirle pleitesía -como lo hace la izquierda- o a condenar, como nunca se atreve a hacer?

Definitivamente, la dignidad de los pueblos no se obtiene a través de autoritarismo, de la insultante retórica mediática y de los proyectos faraónicos basados en lo que se escamotea al hombre común. Se la alcanza y consolida respetando los derechos individuales y abriéndose críticamente a las inversiones y a la tecnología del mundo entero, sin ideologizaciones limitantes, sin rencores destemplados y violentos y sin alardes mesiánicos propios de un tercermundismo esclerotizado e inoperante.