Another Fight for Equality

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Otra lucha por la igualidad

En un libro publicado en 1975, Andy Warhol propuso a la Coca-Cola como ejemplo de igualdad en el consumo. “Una Coca-Cola es una Coca-Cola –postuló–, y no hay cantidad de dinero en el mundo que pueda comprarte una mejor Coca-Cola que las que se toman el Presidente o el vagabundo de la esquina”.

Por años, internet operó bajo un principio similar, descrito con la etiqueta de ‘neutralidad en la red’. Básicamente, establecía que todo el tráfico de datos se mueve en igualdad de condiciones y nadie puede pagar para que sus datos se muevan más rápido o mejor que los de los demás.

Es este el principio que permitió que nuevos actores como Google prosperaran hasta desplazar a colosos de su época, como Yahoo! Pudieron hacerlo porque operaban en el mismo espacio, con las mismas condiciones.

El fin de la neutralidad, votado el jueves pasado en la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de EE. UU., acaba con eso. Imaginemos una nueva Google tratando de abrirse paso con un algoritmo superior, pero sin los recursos para pagar el ‘carril’ rápido que, es de suponer, la Google real sí puede pagar. Relegada a tener un desempeño inferior por vivir en el carril lento, la nueva probablemente esté condenada a desaparecer.

Se ha señalado, correctamente, que la decisión de la FCC se aplica solamente en EE. UU. Pero sería engañarse desconocer que ese país impone el modelo que muchos otros siguen, en especial en el área de la tecnología. En virtud de no pocos acuerdos comerciales, más temprano que tarde alguna empresa colombiana se encontrará afectada de alguna manera por los cambios en la normativa.

De allí la importancia de la declaración del ministro de las TIC, David Luna, quien expresó que su despacho no comparte la decisión, por considerar que “limita el internet libre e igualitario”. Para el ministro, Colombia debe continuar trabajando por conservar este principio, respaldado aquí por ley, que permite proteger tanto a los consumidores como a la libre competencia.

Ojalá así sea. El temor de quienes creemos que la neutralidad en la red era parte del ADN de internet tal y como la conocemos es que esta decisión derive, tarde o temprano, en un internet de primera y un internet de segunda.

En la práctica, la FCC creó un nuevo impuesto que terminará trasladado al usuario final si desea navegar sus sitios favoritos en la mejor calidad posible y que amenaza la capacidad de las ‘start ups’ de hacerse con un espacio entre los gigantes de hoy. Interesada como está en proteger y estimular el emprendimiento, Colombia no debe, no puede permitirse seguir este camino, que promete cambiar el paisaje de internet como lo conocemos.

Como lo dijo Ferras Vinh, del Center for Democracy & Technology, se trata nada menos que de “una lucha para que la próxima generación de jóvenes emprendedores pueda tener un espacio para innovar y difundir las nuevas ideas”.

Y, en últimas, para que en la esfera pública digital también tengan validez derechos humanos fundamentales. Igualdad y libertad de expresión, entre otros.

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