Arms, Death and Xenophobia

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Por su alarmante frecuencia, las matanzas con armas de fuego han dejado de ser noticia en Estados Unidos. Y para colmo de males, en los últimos años la xenofobia se ha convertido en uno de los principales detonadores de estos funestos acontecimientos. Motivo que debiera generar no solo inquietud entre las autoridades estadounidenses, sino también y sobre todo acciones para contenerlo.

Por ejemplo, el pasado fin de semana se registraron dos tiroteos en el país del norte, que en cuestión de horas segaron la vida de 31 personas. Y al menos una de estas matanzas ocurrió por móviles xenófobos. Nos referimos a la que tuvo lugar en la ciudad fronteriza de El Paso, protagonizada por un supremacista blanco de 21 años que condujo nueve horas para “cazar” a la mayor cantidad posible de “hispanos”. Horas antes subió a internet un manifiesto en el que habla de una “invasión hispana de Texas”, a tiempo de sugerir “deshacerse de suficientes personas” para que su “forma de vida pueda ser más sostenible”.

Por una parte, esta matanza pone en relieve las nefastas consecuencias que devienen de los discursos de odio y racismo, y en particular cuando son esgrimidos por personas influyentes como el Presidente de EEUU en un país amante de las armas. Por otra parte, revela una ignorancia supina que urge combatir. Y es que si el asesino hubiese aprendido en la escuela que antes de formar parte de EEUU aquel territorio no solo fue una provincia de México, sino que además estuvo poblado por indígenas primero y luego por españoles, quizás no habría cometido semejante atrocidad a nombre del nacionalismo blanco.

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