Civil War in Iraq Should Dispel Rummy's 'Triumphant Visions'
Is there any doubt that Iraq is now in the midst of a civil war? With ethnic cleansing well under way and the people of Iraq suffering incredible hardship, according to this editorial from Colombia's El Pais, it is time to once and for all dispel the White House's 'triumphant visions.'
EDITORIAL
Translated By Paula van de Werken
March 20, 2006
Home Page (Spanish)
According
to initial planning, Iraq should by now be a peaceful, stable and
representative democracy, and should be serving as an example to dictators and authoritarian
governments around the Middle East.
Nothing
could be further from the truth. Today, Iraq is in such chaos, no one is at all
sure how to handle it. In spite of establishing a constitution and holding
general elections, the truth is that there is no effective government, a
strong, generalized insurrection predominates, religious clashes are the order
of the day, and the number of dead Iraqis can be counted by the tens of thousands.
Former Prime
Minister Iyad Allawi, a reliable ally of the United States, just declared that "it
is regrettable that we are in a civil war. We are losing every day an average about
50 to 60 people throughout the country, if not more." []. With his
comments, Allawi demolished without trace the triumphant visions of Donald
Rumsfeld and other spokesmen of the White House, for whom the expression "civil
war" is just a sensationalist product of an overzealous media. As if Washington's
latest denial of reality weren't enough, it coincided with the decision of current
Prime Minister Ibrahim Jaafari to withdraw from the government.
Everything
has failed. The arguments for invading Iraq have been proven false to the hilt.
The deposing of Saddam Hussein, a bloody dictator, has not brought peace to the
country. The opposition to the war and the presence of foreign troops is no longer an issue for the Iraqi insurgents only, but now extends to the entire world. Enormous demonstrations in the streets of London, Baghdad,
Basora, New York, Madrid, Rome, Sydney, Tokyo, Toronto and Dublin occurred on
Saturday, demanding the peaceful solution to this conflict.
Donald Rumsfeld and Condoleezza
Rice: By All Appearances, Still
Enthralled By 'Triumphant Visions.'
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Even John
Sawers, Political Director of the British Foreign Office, said after a long on-the-ground
inspection, "American forces are not providing leadership, there is no
strategy, no coordination, and no structure. The situation is one of incredible
disorganization."
Ethnic
cleansing has begun in regions with mixed populations, while Sunnis and Shiites
destroy themselves under the impotent gaze of the occupation rmy. Nothing is
fine: it isn't even possible in the most secure areas to have 24-hour electrical
service.
The only
thing that appears to work well is business. Not for the Iraqis, but for the
large multinational corporations with contracts to fill the enormous supply orders
needed to sustain the invading armies. And to be sure, although with some difficulty,
the flow of petroleum continues. This is where one should look for the true causes
of this war that so far, no one else has been able to benefit from.
As always
happens in cases where economic interests mix with politics, it is the people
of Iraq who are suffering. The sole responsibility of the international community
is to stop the slaughter. It is Iraq's leaders that will have to pay the consequences
for the errors that have been committed.
Spanish Version Below
El
Editorial
Irak, tres años
Marzo 20 de 2006
De acuerdo con los planes iniciales, a estas alturas Irak debería ser una democracia pacífica, estable y representativa. Sería el ejemplo a seguir para las dictaduras y gobiernos autoritarios del Medio Oriente.
Nada más alejado de la realidad. Hoy Irak es un caos que nadie sabe cómo manejar. Pese a que se logró dotarlo de una Constitución y realizar elecciones generales, la verdad es que no hay un gobierno efectivo, predomina una fuerte insurrección que está por todas partes, los enfrentamientos religiosos se encuentran en el orden del día y las cifras de muertos irakíes se cuentan por decenas de miles.
El ex primer ministro Iyad Allawi, un confiable aliado de Estados Unidos, acaba de declarar que “es lamentable que estemos en una guerra civil. Cada día perdemos violentamente un promedio de 50 a 60 personas”. Con ello dejó sin piso las visiones triunfalistas de Donald Rumsfeld y otros voceros de la Casa Blanca, para quienes la expresión “guerra civil” es un exceso producto del afán sensacionalista de los medios. Como si fuera poco, este mentís coincidió con la decisión del
actual primer ministro Ibrahim Jaafari, quien anunció su disposición de retirarse del gobierno.
Todo ha fallado. Los argumentos para invadir Irak han sido desmentidos hasta la saciedad. La deposición de Hussein, un dictador sanguinario, no ha servido para pacificar el país. La oposición a la guerra y a la presencia de tropas extranjeras en territorio irakí no es sólo un asunto de los insurgentes de ese país, sino que se ha extendido a todo el mundo. Enormes manifestaciones que pidieron la solución pacífica de ese conflicto recorrieron el sábado las calles de Londres, Bagdad, Basora, Nueva York, Madrid, Roma, Sydney, Tokio,
Toronto y Dublín.
Incluso John Sawers, director de Política de la Cancillería británica, tras una larga inspección en terreno, afirmó que “en las fuerzas estadounidenses no hay liderazgo, ni estrategia, ni coordinación, ni estructura. La situación es de un desorden increíble”. Las limpiezas étnicas han comenzado en zonas con población mixta, mientras suníes y chiitas se destruyen ante la impotencia de las fuerzas de ocupación. Nada está bien: ni siquiera ha sido posible, aun en las zonas más controladas, que se pueda prestar el servicio de electricidad por 24 horas seguidas.
Lo único que parece funcionar son los negocios. Pero no los de los irakíes, sino los grandes contratos para la reconstrucción, en manos de multinacionales, los enormes pedidos para sostener los ejércitos invasores y, desde luego, aunque con dificultades, los flujos de petróleo en los que hay que buscar las verdaderas causas de esta guerra que nadie parece posibilitado para ganar.
Como siempre ocurre en estos casos donde los intereses económicos se mezclan con
la política, los sufrimientos los está poniendo el pueblo de Irak. Y sólo la comunidad internacional tendrá la responsabilidad de detener la matanza. Hay un atolladero en Irak del que no se podrá salir sin pagar las consecuencias de los errores cometidos.