El Tiempo, Colombia
Colombian President as Deceitful as Bush

EDITORIAL

Translated By Halszka Czarnocka

September 10, 2006
Colombia - El Tiempo - Original Article (Spanish)

No matter how hard you try to hide it, the truth always manages to emerge. This has just happened to the lonely President Bush, just five years after the attacks on the Twin Towers and his declaration of war on terror. His administration has been caught in several lies fabricated to legitimate invasions of countries like Iraq, which was invaded due to the abundance of energy resources there. This has turned these nations into terrorist enclaves, which had never been the case. A U.S. Senate committee just announced that all the reasons cited by the Bush Administration for invading Iraq were nothing more than crude shams. It is anything but true that Osama bin Laden had ties to Saddam Hussein - any expert in this subject would have been able to tell them that the two were sworn enemies. Nor was it true that Iraq was a threat to the United States as President Bush has asserted a thousand times, since it had no secret nuclear or biological weapons program. These truths for the first time have put the Bush-Cheney pair in a serious jam, and on the prowl for some unsuspecting soul to blame for the fraud, before the water in their swamp of lies rises above their necks.

And why do I bring up this episode that is now roiling North American society? Because there is an unmistakable analogy between Bush's war on terror and the war on terror declared by our President Uribe against FARC [Revolutionary Armed Forces of Colombia ] four years ago.

To begin with, in an undeniably suspicious coincidence, at the very moment that the lies fabricated to legitimize the Iraq invasion were exposed – in Colombia we began to learn about deceptions committed by the Army to prop-up its war against FARC. Deceptions, by the way, which are not isolated incidents, as Minister of Defense Juan Manuel Santos insists, but rather a recurring theme, which should worry the strategists of this war, if indeed it has any.

Several months ago, the country was surprised to learn that an operative of Colombian Security Services [DAS ] faked two attempts on the life of his own President Uribe, which were presented as attacks by the FARC. The same happened when reports surfaced during Dr. J.Noguera's tenure as DAS Director, some of which suggested that paramilitary groups [right-wing groups opposed to the left-wing FARC] helped in the war against the FARC and provided tips to public officials. On another occasion, false information was leaked that a portion of the FARC was about to demobilize, and as a peace offering, the FARC was offering to donate an aircraft. Soon later we learned that the information was fabricated to create the impression amongst the public that the FARC, contrary to the group's public statements, wanted to demobilize.

Up to now, President Uribe has managed to emerge unscathed from his mistakes and has had the ingenuity to be linked to his triumphs alone. He has managed to avoid the blame for what has happened in the Army, although it is well known that in his obsession to wage war on the FARC, he imposed the rule that results must be obtained regardless of the methods: if you can boast of a positive outcome, it doesn't matter how you achieve it.

He also disassociated himself from corruption in the Police, and from events surrounding the Superintendent of Notaries and Registries, even though the person in charge is a very close friend of his. Nor, of course, has Uribe been marred by the events at Ralito [where peace talks were held between the government and paramilitary forces], even if this peace process is another product of the assumption under which [Colombia's] war against terrorism has been waged: that one must seek an alliance with the devil himself - even with drug traffickers - in order to eliminate that scourge. All of this can be summed up with one phrase: the end justifies the means. It will be a grave setback if a few years down the road, this strategy ends up strengthening the FARC and the drug cartels. As for Bush, even the Taliban are resurgent.

Spanish Version Below

La guerra de los montajes

Septiembre 10 de 2006 - DE BUSH A URIBE

Por más que se intente ocultar, la verdad siempre se las ingenia para salir a flote. Eso acaba de sucederle al presidente Bush a solo cinco años de haber declarado la guerra contra el terrorismo, tras el atentado a las Torres Gemelas. Su administración ha sido cogida en varias mentiras, las cuales habrían sido prefabricadas para legitimar invasiones a países como Irak, debido a su gran preponderancia energética, convirtiéndolos en enclaves del terrorismo, cuando en realidad no lo eran. Un comité del Senado norteamericano ha dicho que todas las razones que invocó la administración Bush para invadir a Irak no son más que burdos montajes. No era cierto que Osama ben Laden estuviera relacionado con Saddam Hussein -cualquier experto en el tema hubiera podido decirles que en realidad eran enemigos-; tampoco era cierto que Irak fuera una amenaza para E.U., porque nunca tuvo un programa clandestino de armas nucleares y biológicas, como lo afirmó una y mil veces el presidente Bush. Estas verdades tienen por primera vez en serios aprietos a la dupleta Bush-Cheney, quienes andan buscando a algún incauto para echarle la culpa, antes de que el agua les llegue al cuello.

¿Y por qué traigo a colación este episodio que hoy conmueve a la sociedad norteamericana? Pues porque no hay duda de que entre la guerra contra el terrorismo de Bush y la guerra contra el terrorismo que Uribe les declaró a las Farc hace ya cuatro años hay una analogía inevitable. Para comenzar: no deja de ser una coincidencia sospechosa que en momentos en que en los Estados Unidos se revelan las mentiras que se fabricaron para legitimar la invasión a Irak, considerada hoy como un estruendoso fiasco, aquí también se empiecen a conocer los montajes que se han hecho en el Ejército al amparo de la guerra contra las Farc. Montajes que, dicho sea de paso, no son un caso aislado, como insiste en presentarlo el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, sino una constante que debería preocupar a los estrategas de esta guerra, si es que los tiene.

Hace unos meses, el país se sorprendió con la noticia de que un funcionario del DAS fabricó atentados contra el propio presidente Uribe y fueron presentados como de las Farc. Lo mismo sucedió con las denuncias que se hicieron bajo la dirección del doctor Noguera en el DAS, algunas de las cuales sugerían que grupos paramilitares ayudaban a la guerra contra las Farc y les daban los positivos a los funcionarios públicos. Otro tanto ocurrió cuando se filtró la información falsa de que una columna de las Farc se iba a desmovilizar, aportando como dote un avión. Poco después se descubrió que la noticia era un montaje para crear un efecto en la opinión nacional de que las Farc, contrario a lo que decían, sí se querían desmovilizar.

Hasta ahora, el presidente Uribe ha conseguido salir bien librado de sus errores y se las ha ingeniado para reportar como suyos únicamente los triunfos. Se las ha ingeniado para no asumir la responsabilidad de lo que sucede en el Ejército, a pesar de que es bien sabido que en su obsesión por hacer la guerra contra las Farc impuso la premisa de que lo importante eran los resultados y no los métodos con que se conseguían los positivos; también se las arregló para no tener que ver con los casos de corrupción en la Policía, ni con lo que sucede en la Superintendencia de Notariado y Registros, a pesar de que quien estaba al mando era una persona muy allegada suya; ni, desde luego, con lo que sucede en Ralito, no obstante que este proceso de paz también es producto de una premisa sobre la cual se ha librado la guerra contra el terrorismo: la que dice que hay que aliarse hasta con el diablo para acabar con ese flagelo, incluso con sectores del narcotráfico. Pero todo sea porque el fin justifica los medios. Lo grave sería que al cabo de unos años esta estrategia solo haya servido para fortalecer a las Farc y a los narcos. A Bush le están resurgiendo hasta los talibanes.