Who the Hell Is Interested in the U.S. Elections Anyway?

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¿A quién cuerno interesan las elecciones en Estados Unidos?

En nuestro país, a veces, Estados Unidos, como decíamos hace días de Cuba, es un asunto de política interna. A veces. Esto es obvio cuando hay un intervención armada del gigante americano en cualquier parte del mundo. Al español medio se le pone el cuerpo golfo; si Rusia interviene en su zona de Chechenia, si en Sudán se comete un genocidio, la gente no se inmuta, casi lo ignora. Sin embargo, si Washington se embarca en cualquier aventura militar es el tiempo de la protesta, de la pancarta, de la mentalización, con frecuencia, de la irritación. Los americanos, concluye a la carrera el españolito de a pie, y no digamos la gente del mundo del espectáculo, han montado esa barbaridad “por el petróleo y eso es inadmisible”.

En estas fechas de elecciones legislativas parciales en Yanquilandia los españoles no se excitan demasiado, pero nuestra clase política sí. Y se divide. Grosso modo, la izquierda y la progresía querían que ganara el Partido demócrata y Obama. Por el contrario, una buena porción de personas afines al PP querían que los demócratas se llevaran un palo. No sólo por pensar que eso puede tener un reflejo aquí sino porque la apropiación desvergonzada que Zapatero ha intentado hacer de Obama ha llevado a gente del centro derecha a poner al americano entre ceja y ceja. Aclaremos que la sintonía y la identidad de puntos de vista entre Zapatero y Obama son un puro camelo inventado por los palmeros socialistas pero el pálpito, como de costumbre, es el de si mi enemigo piropea mucho una cosa yo no la trago.

Normalmente el partido que ocupa la Casa Blanca pierde terreno en estas elecciones del ecuador de la legislatura. Lo que cuenta es la dimensión de la derrota. La realidad es que los demócratas, y Obama que hizo campaña legalmente hasta el día mismo de la votación, se han dado un batacazo. Han perdido largamente el control de la Cámara baja,la de Representantes que se renueva entera cada dos años, y reducido su mayoría en el Senado. Un tropezón histórico, hacía 60 años que no había tal cambio de color en la Casa de Representantes, pero que no tendría que ser trágico. Tanto Reagan como Clinton sufrieron bofetadas similares en estas elecciones, el primero se recuperaría y Clinton, aunque con alas recortadas, terminó de forma satisfactoria su mandato. Parece obvio, sin embargo, que el margen de maniobra de Obama se ha recortado sustancialmente en diversos campos que mencionaremos.

El Presidente ha tenido unas últimas semanas maratonianas. Ha acudido a apoyar a numerosos candidatos y realizado numerosas entrevistas en las que ha desarrollado no sólo su mensaje sino que alentaba a la gente a votar. Su carisma, esta vez, se ha quedado corto. Algún candidato de su partido consideró contraproducente que hiciera campaña por él, no ha logrado como hace dos años movilizar a los jóvenes, clave para los demócratas, y su moraleja no ha calado.

La razón, más que el movimiento contra la extensión del gobierno, más que el hastío con la clase dirigente, es la situación económica. Mucho columnistas comulgarían con la frase desgarrada de un joven profesor demócrata: “en dos años, nadie puede arreglar la mierda esparcida durante ocho”, pero el votante de la calle siente en su vida diaria el bocado de la crisis y, culpe a Obama o no, está insatisfecho, hastíado y lo muestra en las urnas.

Ahora Obama tiene más lastre para enfrentarse a :

El fin de la guerra de Afganistán

La reforma de la política energética( contaminación, corte de emisiones etc…)

La regularización de los emigrantes

La ampliación de la reforma sanitaria etc…

y, tal vez, menos tiempo para dedicarse al Medio Oriente, la amenaza de Corea del Norte o de Irán, (donde hoy se cree morirá arbitrariamente la mujer que cometió el “pecado” de adulterio) etc…

Varias de estas materias afectan seriamente a los no americanos. Algunas a los españoles, clase política o no.

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