The US, the Dominican Liberation Party and 2016

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Lo que voy a plantear no es de ciencia ficción. Tampoco es un pasaje extraído de una novela de misterio del siglo pasado. Ni el cuento el “Crimen de la Morgue”, del escritor norteamericano, Edgar Allan Poe.

De lo que se trata es de una situación muy concreta y que cada día son más claras las señales de que hay un plan en marcha contra el PLD.

Me refiero a los comentarios insistentes en encuentros públicos y privados de personajes de alto poder económico y político de que el Departamento de Estado de los Estados Unidos tiene una línea política definida hacia la República Dominicana.

Se dice incluso, de manera específica, que los Estados Unidos quisieran una salida política para las elecciones del 2016 sin Leonel Fernández y el Partido de la Liberación Dominicana, por varias razones.

La primera, porque le temen a la consolidadación de un liderazgo personal y partidario que se le pueda terminar de ir de las manos para la realización de sus proyectos e iniciativas geopolíticas en esta isla del Caribe.

Segunda, el continuismo, por ser un elemento que pudiera provocar en la sociedad dominicana, a su entender, una sensación de hastío, que eventualmente desate un atentado o un estallido violento que esté fuera de su control y que conduzca a una situación impredecible.

Tercero, por sus posiciones independientes y apegadas al interés nacional ante asuntos de soberanía, migración, recursos naturales no muy agradables a los intereses de Estados Unidos y su clase hegemónica.

Los norteamericanos entienden, y por eso su actitud, que la continuidad de ese esa organización política y en consecuencia el nuevo ascenso a la silla presidencial en el 2016 del ex presidente Leonel Fernández hay que detenerla sea abierta o secretamente.

Quizás la visita del embajador estadunidense James –Wally- Brewster, al Procurador General de la República, Francisco Domínguez Brito, en la actual coyuntura pueda darnos una lectura semiótica de lo que estamos planteando.

Ellos entienden que ese colectivo político y sus conductores están gobernando para sí mismos. Y los pasos que dan son tendentes a fortalecer su propio gobierno, su propio poder, su autonomía. Ese es el dilema norteamericano. Y creo que ese debe ser uno de los puntos más importantes en sus discusiones secretas sobre la República Dominicana.

Ellos (USA) quieren una salida política en el país para las elecciones del 2016 , sin el PLD ni Leonel Fernández, repito, y están moviendo todos sus hilos para lograrlo, pero se le hace un poco más difícil por darse cuenta de que el sistema de partido en la República Dominicana está muy deteriorado.

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