Elections in the US: Singing Rancheras

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Porfirio Díaz declaró a la prensa extranjera (Creelman 1908) que México estaba listo para la democracia. Después de 100 años la democracia no está lista para México. Mientras se dan tumbos en víspera de las elecciones intermedias, en EU inició la carrera presidencial. Es probable de que se vuelvan a enfrentar los Bush contra los Clinton, lo que hace dudar de la ejemplar democracia occidental que más parece una monarquía aristocracia hereditaria que una república, como la imaginaron los padres fundadores de esa nación.

Las familias Bush y Clinton han sido inquilinos de la Casa Blanca 20 años, además de otros años en la vicepresidencia (George H.W. Bush), el Departamento de Estado (Hillary Clinton) y gobernando los estados de Arkansas (Bill Clinton), Texas (George W. Bush) y Florida (Jeb Bush).

Hillary será la candidata del Partido Demócrata a pesar de sus debilidades: edad (69), conflictos de interés, la manía por su apariencia personal, las dudas sobre su actuación en el ataque a la embajada estadounidense en Benghazi y la opacidad en sus finanzas personales. En el Partido Demócrata aspiran además Martin O’Malley (gobernador de Maryland) y el senador Bernie Sanders.

En el Partido Republicano las cosas están más complicadas. La lista que encabeza Jeb Bush es larga: Ted Cruz, Rand Paul, Marco Rubio, Scott Walker, Chris Christie, Ben Carson, Mike Huckabee, Rick Santorum, Carly Fiorina, Bobby Jindal, Rick Perry, Lindsey Graham y Jim Webb.

Cuando hay elecciones presidenciales en EU la pregunta en México es con quién le iría mejor. Es difícil contestar, pero por supuesta afinidad ideológica se supondría que con los demócratas, aunque algunos republicanos no han sido tan malos vecinos. Lo cierto es que el interés de ambos es el voto latino. Marco Rubio, por ejemplo, hijo de cubanos, la madre mesera y el padre cantinero, su tarjeta de presentación, podría vencer a Hillary en Florida, estado que aporta 29 votos electorales, factor decisivo. Rubio le restaría a Hillary muchos votos hispanos, sólo que no todos los hispanos votarán por él. Mexicanos, caribeños y sudamericanos en EU están alejados de los cubano-americanos, más americanos que cubanos.

El más cercano a México es Jeb Bush, casado con mexicana y quien al describirse exageró al decir que era “hispano”. Que hable muy bien español y coma enchiladas en casa, no lo hace miembro de una minoría. Otro republicano que enamora a los latinos es Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey, que visitó a Peña Nieto y a Rafael Moreno Valle, y además comió tacos en El Caminero.

La conexión de la señora Clinton con México es Julián Castro, el secretario de Vivienda, ex alcalde de San Antonio, que se piensa iría como candidato a la vicepresidencia en la fórmula demócrata que encabezará Hillary. Castro es efectivamente hijo de mexicanos y tiene un hermano gemelo también político, miembro de la Cámara de Representantes. Hace algunos años, durante la campaña de Julián a la alcaldía, se le empalmaron dos reuniones importantes. Se le ocurrió pedirle a su hermano Joaquín, dado que es idéntico, se hiciera pasar por él, mientras atendía otro compromiso de campaña. Los descubrieron y tuvo que pedir perdón. Es altamente probable que se lo echen en cara a la hora de jugar ya en las ligas mayores y se descubra que su hispanidad es mero recurso político. Castro es la mascota étnica del Partido Demócrata, pero le convendría aprender algunas palabras en español o cantar rancheras en las campañas como hacía Ted Kennedy: (https://www.youtube.com/watch?v=r958GpasFrM).

Mientras pasan 9 meses para que nazca el nuevo presidente estadounidense, México tiene unas elecciones intermedias inciertas como nuestra extraña democracia. Allá los candidatos tendrán tiempo para cuando menos aprender a cantar una ranchera.

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