Trump, Worse Than a Hurricane for Texas If He Cancels NAFTA

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El presidente de los Estados Unidos es tan alevoso que hizo de su visita a la zona de desastre de Corpus Cristi en Texas un rally de precampaña, antes que la visita de un estadista a una comunidad lastimada por un huracán.

Donald Trump fue, tres días después del impacto del huracán, a decirle a los texanos lo maravilloso que es su gobierno en su respuesta a la emergencia y la fantástica ayuda que él personalmente coordina para apoyar a los damnificados.

Es evidente que Texas está lejos de levantarse de la emergencia, sigue la fase de rescate de los damnificados, enfrentan el reto sanitario de las aguas estancadas y por delante viene la reconstrucción que habrá de costar miles de millones de dólares.

En eso están los texanos y es posible que incluso antes de que salga el sol podrían recibir un nuevo golpe devastador, cortesía de ese presidente que tantas porras fue a echar en ese territorio.

Hoy, más que nunca, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) enfrenta el riesgo de fracturarse. Incluso más que en aquellos días de enero en que los temores de ruptura llevaron a la cotización del peso frente al dólar arriba de los 22, hoy la amenaza es real.

No tanto por lo que diga Donald Trump, sino porque sus dichos corresponden ya a una retroalimentación de su equipo negociador que seguramente ya informó al presidente de Estados Unidos que ni México o Canadá se dejaron doblegar durante la primera ronda de negociaciones y que entonces la ruptura es una alternativa real.

Más que de rutina, el viaje del canciller Luis Videgaray y el secretario de Comercio, Ildefonso Guajardo, fue de contención, en busca de aclaraciones y en una de esas de definiciones. México no es un país temeroso de terminar el TLCAN y lo deben de tener perfectamente claro.

Incluso, uno de los indicios más contundentes de que el gobierno mexicano podría estar esperando la ruptura la ofreció el secretario Guajardo en su reunión con legisladores del PRI a quienes pidió estar atentos para reaccionar rápido en la confección de leyes de respaldo a una ruptura.

Habría que proteger de inmediato las inversiones extranjeras que quedarían desnudas sin TLCAN, por ejemplo.

Pero en el caso de Texas, la ruptura del acuerdo de libre comercio con México tendría un impacto devastador para una economía que depende en buena medida de lo que comercia con México.

El año pasado el comercio entre México y Texas superó los 174,000 millones de dólares y, para la sorpresa de Donald Trump, nuestro país mantiene un déficit comercial con ese estado de más de 10,000 millones de dólares.

No es gratuito que uno de los principales bloques políticos que se oponen a los planes rupturistas del presidente Trump está conformado por empresarios, políticos, grupos sociales y demás de Texas.

Así que Donald Trump podría estar a punto de dar un devastador golpe comercial a un estado que todavía no sale de los estragos del fenómeno natural.

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