There Are No Dreams for the Dreamers

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No hay sueños para los soñadores

¿No era Estados Unidos el país de las oportunidades y los sueños cumplidos? No con Donald Trump. Él solo tiene tiempo para el suyo: desmontar cualquier vestigio de obamanismo, anular todo gasto social destinado a los más desfavorecidos. Vamos a una América antipática solo para americanos antipáticos. La popularidad de Estados Unidos en el mundo se ha desplomado con este presidente, del 64 al 49%. La desconfianza en Trump se ha disparado hasta el 74%.

Aún están vivos los rescoldos de su reacción tras la violencia de los supremacistas blancos en Virginia. Igualar neonazis y antifascistas no le ha dejado en buen lugar ante las comunidades latina y afroamericana. Por si no estaba clara su percepción de la ley perdonó al sheriff racista Joe Arpaio en medio de las noticias sobre el huracán ‘Harvey’, el que inundó Houston, con la esperanza de que se notara menos. Se notó más, la indignación fue mayor.

Sobre un ambiente crispado Trump ha añadido otra mueca ideológica: suspender el programa Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA; Acción diferida para los llegados en la infancia). Casi 788.000 personas que llegaron a EEUU antes de que cumplieran 16 años están en riesgo de ser deportados dentro de seis meses. Sin el paraguas legal del DACA quedarán al arbitrio de las autoridades. El presidente nunca ha ocultado que su objetivo es expulsar a los inmigrantes sin papeles (once millones) y terminar de construir un muro en la frontera con México para que no vuelvan. El asunto de quién lo pagará está orillado.

El DACA nació en junio de 2012. Además de favorecer una permanencia legal en EEUU, ofrecía ayudas para el estudio, permisos de trabajo, la obtención del carné de conducir (sirve de DNI) y del número de la Seguridad Social. A los beneficiarios se les conoce como los ‘dreamers’, los ‘soñadores’. Hablan inglés, están integrados, algunos han servido en el Ejército o trabajan en los servicios sociales de sus comunidades. EEUU es su país. Es donde están sus profesores, amigos y vecinos, su vida.

Mexicanos y centroamericanos

El 84% de los ‘soñadores’ son latinos. Más de la mitad de los beneficiarios del programa proceden de México (439.000). También los hay de Guatemala, El Salvador y Honduras, que padecieron guerras civiles y dictaduras atroces con decenas de miles de desaparecidos en las que EEUU no fue inocente. Se concentran en California, Nueva York, Texas y Florida.

Trump les ha dicho (vía Twitter) que no tienen de qué preocuparse en estos seis meses de parón del programa, lo que ya es un motivo de alarma. El plazo dado por el presidente para encontrar una solución expirará en marzo de 2018. Se supone que el Congreso reemplazará el DACA por otro programa similar. La verborrea presidencial no invita al optimismo, lo que salga será más restrictivo. Si no hubiera acuerdo, 300.000 ‘soñadores’ podrían ser deportados en 2018. Otros 320.000 estarían en riesgo en el primer semestre de 2019.

Barack Obama considera que la suspensión es injusta y cruel, e innecesaria. El senador Bernie Sanders promete batalla en las instituciones.

Los datos demuestran que el DACA funciona. El 65% de los ‘soñadores’ siguen en la escuela, de ellos un 70% realiza algún trabajo para poder pagarse sus estudios. Gracias a este programa han logrado mejorar sus habilidades y ganar más, de 10,29 dólares la hora a 17,46. Un 20% se ha matriculado en la universidad. El 45% de los solicitantes del DACA son mujeres. Ellas son más constantes que los chicos, el 54% consigue un título universitario.

Las grandes empresas tecnológicas como Apple, Facebook, Google, entre otras, rechazan la suspensión del programa. Lo mismo que Harvard y otras 500 universidades del país. Hay un gran movimiento en las comunidades para defender a los ‘dreamers’. Unos 1.800 gobernadores, fiscales, alcaldes, jueces y jefes de policía han firmado una carta en apoyo al DACA. Vuelven los tiempos de las grandes movilizaciones.

El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, ha anunciado que propondrá un acuerdo con el Senado que garantice la continuidad de los ‘soñadores’, ya que, según dijo, EEUU es más su país que el de sus padres. Ryan y la totalidad de la Cámara que preside renuevan sus escaños en noviembre. Dominada por los republicanos, está expuesta a un cambio de humor en el electorado.

Uno de los pilares del sueño americano es que si trabajas duro y te esfuerzas podrás lograr tus objetivos. El cine está lleno de héroes y heroínas. La crisis ha matado los últimos sueños. Ha despertado a la bestia de la extrema derecha. Un odio blanco campa suelto porque cree tener a uno de los suyos en la Casa Blanca. Sin sueños nuevos, solo quedan las pesadillas.

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