Carbon Dioxide, Climate Change, Hurricanes and Reforestation

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Los rapidísimos ascensos de categoría de los recientes huracanes Harvey, Irma y María, los cuales en muy pocas horas pasaron de simples tormentas tropicales, con vientos inferiores a 100kph, a huracanes de categoría 4 y 5, con vientos máximos sostenidos que variaron desde 210kph hasta 298kph, y los terribles efectos de Harvey en Houston; de Irma en Barbuda, San Bartolomé, San Martín, Antigua, Islas Vírgenes, costa norte de Puerto Rico, costa norte de Rep. Dominicana, costa norte de Haití, costa norte de Cuba y todo el sur y el oeste de La Florida; y la gran destrucción de María en Dominica y en Puerto Rico, con daños menores en el noreste de Rep. Dominicana; así como la inusual ruta seguida por el huracán Ophelia que llegó a tocar las nórdicas costas occidentales de Irlanda y Escocia, nos confirman que los efectos del cambio climático se expresaron muy claramente en los meses de septiembre y octubre de 2017, y que intentar negar el cambio climático es resistirse a leer los mensajes que envía la naturaleza.

Ya todos sabemos que el incremento exponencial del dióxido de carbono (CO2) en nuestra atmósfera, fruto de un desarrollo industrial que a partir de 1950 ha dependido fundamentalmente del consumo de combustibles fósiles, ha contribuido a bloquear la salida de una parte importante de la radiación solar reflejada por el planeta Tierra, y sabemos que esa acumulación de calor ha ido incrementando las temperaturas de nuestro planeta hasta alcanzar un promedio global de 1.2 grados Celsius por encima de la media mundial registrada antes de 1950, a lo que se suma que el año 2014 fue el más caluroso desde 1880, luego el año 2015 superó al año 2014, y luego el año 2016 superó al año 2015, confirmando que los incrementos de temperaturas globales son alarmantes y que si hay mayor temperatura tropical hay mayor cantidad de vapor de agua para alimentar y fortalecer los huracanes.

Y aunque casi todos preguntamos que está haciendo el liderazgo político mundial para reducir este acelerado incremento de las temperaturas, casi nadie pregunta qué puedo hacer yo para reducir mis emisiones de CO2, pues quizás muchos desconocen que cada vez que usted consume 100 kilovatios/hora de energía eléctrica fósil usted está aportando 65 kilogramos de CO2 a la atmósfera, y que cada vez que usted recorre 100 kilómetros en su auto usted aporta 15 kilogramos de CO2 a la atmósfera, por lo que una familia de clase media, integrada por 4 personas que consumen 700 kilovatios/hora de energía eléctrica fósil al mes, aporta cerca de 5,400 kilogramos de CO2 al año, y si esa familia recorre en su auto 10,000 kilómetros al año, entonces anualmente aporta cerca de 1,600 kilogramos más de CO2, lo que indica que esa familia anualmente está aportando 7,000 kilogramos de CO2, es decir, 7 toneladas anuales de CO2, lo que implica que en una vida promedio de 75 años esa familia aportaría 525 toneladas de CO2.

Quizás muchos tampoco saben que las erupciones volcánicas primarias emitieron grandes volúmenes de vapor de agua que generaron las lluvias primarias y los mares primarios, y que al mismo tiempo emitieron grandes volúmenes de CO2 que se integraron a la atmósfera inicial, por lo que los mares comenzaron a atrapar cerca del 25% del CO2 total para convertirlo en piedra caliza (CaCO3), mientras los árboles primarios aprendieron a convivir en un mundo cargado de vapor de agua y de CO2 emitidos durante las frecuentes erupciones volcánicas, por lo que esos árboles primarios aprendieron a sintetizar el agua y el CO2 como parte de su proceso de fotosíntesis, y desde entonces los árboles son grandes colectores de CO2, al extremo de que una hectárea de bosque, equivalente a 10,000 metros cuadrados de extensión superficial, puede captar cerca de 262 toneladas de CO2 en 75 años, lo que implica que una familia que a lo largo de su vida siembre 2 hectáreas de árboles estaría captando cerca de 525 toneladas de CO2, que es exactamente la misma cantidad de sus emisiones por consumo de energía eléctrica fósil y de combustibles fósiles para su auto.

Si existiera un mecanismo de educación a la población sobre esta correlación, las familias, las industrias, las instituciones públicas, los gremios y las ONG’s participarían más activamente en programas de reforestación y de esa manera el planeta Tierra mantendría un equilibrio entre sus emisiones humanas de CO2 y el volumen de CO2 atrapado por los bosques plantados por la sociedad, sin embargo, la realidad demuestra que la sociedad hace todo lo contrario, pues en lugar de reforestar para aumentar la capacidad de colectar CO2, ya ha eliminado cerca del 65% de la cobertura forestal mundial, lo que implica que hemos reducido en un 65% la capacidad de los bosques para atrapar CO2 y todo ese CO2 no atrapado por los bosques se va libremente a la atmósfera para contribuir con el amenazante cambio climático, y con razón el planeta Tierra se calienta cada vez más y produce huracanes cada vez más fuertes y más raros, y esto nos presenta dos realidades muy graves y muy preocupantes: 1-nuestras emisiones de CO2 son cada día mayores y 2-nuestros bosques colectores de CO2 son cada día menores, siendo urgente frenar la depredación de los bosques, reducir nuestras emisiones de CO2 y aumentar los programas de reforestación a nivel global.

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