Trump’s Trump Card

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La sexta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que se llevará a cabo a finales de este mes, arrancará en un ambiente de incertidumbre ante la posibilidad de que Trump anuncie su salida en cualquier momento.

Trump ha sido un ferviente crítico al déficit comercial y una de sus grandes promesas de campaña fue que lo reduciría. Para ello, ha puesto en marcha diversas acciones como la salida de EU del TPP (Trans-Pacific Partnership), regulaciones comerciales con China, la renegociación del TLCAN, entre otras. Un momento clave será el mensaje anual a la nación State of the Union, el 30 de enero, cuando podría dar el anuncio de salida.

La salida del tratado no es inmediata, requiere de un periodo de seis meses. Según los artículos de TLCAN, un Estado podrá salirse del tratado seis meses después de enviar notificación por escrito a sus contrapartes. Sin embargo, una vez pasado este periodo de seis meses, tendrán que ratificar su salida, es decir, la salida no es automática. Esto presenta la posibilidad de que Trump anuncie la salida como elemento de presión para lograr mejores condiciones en la negociación, además de ganar capital político dentro de EU y entre su base de votantes, y después no ratifique la salida.

El escenario se complica aún más si tomamos en cuenta los procesos electorales en México y Estados Unidos. La séptima ronda de negociación será en marzo y, de no haber avances importantes hacia un acuerdo, es alta la posibilidad de un impasse en la negociación, y no será sino hasta 2019, después de la elección intermedia en EU, cuando se reanuden las negociaciones.

De darse la salida formal por parte de Estados Unidos, el intercambio comercial se regularía bajo el régimen de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y específicamente de la Cláusula de la Nación más Favorecida. Los bajos aranceles dentro del marco de la OMC no aliviarían el déficit comercial, lo que podría orillar a Trump a buscar imponer aranceles y tarifas agresivas que permitan reducir el déficit. Algunos analistas mencionan que Trump, en la búsqueda de su objetivo, podría incluso anunciar su salida de la OMC.

El anterior escenario presenta la posibilidad de un litigio entre el Ejecutivo y el Legislativo sobre quién tiene autoridad para firmar acuerdos comerciales, ya que la Constitución de Estados Unidos establece que las leyes y los acuerdos comerciales son jurisdicción del Legislativo. Este panorama se ve aún más probable en el caso de que los republicanos no logren mantener mayoría en el Congreso en las elecciones de noviembre.

A este litigio se suma la presión de todas las industrias estadunidenses que se verían afectadas con la salida del TLCAN.

El contexto de la renegociación del Tratado de Libre Comercio es incierto para Canadá y México, y ha tenido un impacto negativo en el tipo de cambio de ambas monedas. La posibilidad de abandonar el Tratado es una carta de negociación muy atractiva para Trump con el fin de ejercer presión y mejorar su posición dentro de las rondas de negociación, además del capital político de cara a las elecciones.

Canadá y México deberán buscar minimizar el daño tanto de la salida de Estados Unidos del Tratado como del ambiente y efecto negativo que la incertidumbre ha creado.

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