Ethical and Moral

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El juez Brett Kavanaugh, nominado por el presidente Donald Trump a la Corte Suprema de Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro de un gran escándalo por la acusación de Christine Blasey Ford, de que intentó abusarla sexualmente cuando ambos eran adolescentes.

Se repite la historia de hace 17 años cuando el juez negro Clarence Thomas, nominado a esa alta corte por el entonces presidente George Bush, quien fue acusado por la profesora Anita Hill de acoso sexual, lo que también provocó una crisis mediática, aunque finalmente el magistrado fue confirmado por el Senado.

Esta vez, la doctora Ford dijo ante una comisión senatorial que el ataque sexual perpetrado supuestamente por Kavanaugh en 1982 en una habitación universitaria, “marcó” toda su vida, acusación que el nominado juez negó categóricamente ante ese mismo foro.

Aunque los intereses políticos y económicos inciden grandemente, los esquemas de poder en Washington y la propia sociedad estadounidense procuran siempre guardar y respetar cánones éticos o morales, aunque colisionen con el ámbito penal, como han sido los casos de los nominados jueces Thomas y Kavanaugh.

Se resalta el caso del secretario de Justicia, Jeff Sessions, quien dijo que permanecería en su cargo a pesar de que el presidente Trump le recrimina apartarse de la investigación sobre infiltración de Rusia en las pasadas elecciones presidenciales, cuyas indagatorias están ahora a cargo de un fiscal especial.

La independencia de los poderes y la relevancia que se dispensa en Estados Unidos a cuestiones éticas, morales o jurídicas constituyen buenos ejemplos que naciones en vía de desarrollo, como República Dominicana, deberían imitar.

Bill Crosby, icono de la televisión estadounidense, fue definido por un juez como “un depredador sexual violento” y condenado a prisión de tres a diez años, por agredir sexualmente a una mujer hace 14 años en su mansión de Filadelfia, lo que indica que la justicia de esa nación no tiene miramiento al momento de aplicar la ley y el derecho.

No se discute que Estados Unidos pueda ser el centro del capitalismo salvaje, pero hay que reconocerle que sus instituciones y ordenamiento jurídico se sostienen en valores éticos y morales, que esa sociedad tutela de manera permanente, ejemplo digno de ser imitado.

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