Trump: President or Mob Boss?

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Trump: ¿presidente o padrino?

El abogado Michael Cohen, el hombre que ejecutó durante diez años el trabajo sucio para proteger a Donald Trump, compareció el pasado 27 de febrero ante la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.

Si se omitieran los nombres de los protagonistas, se podría pensar que se estaba frente a un delator denunciando a la cabeza de una organización criminal, todo un padrino. Claro, en tales organizaciones debía primar la ley del silencio y, por eso, lo de Cohen resulta extraordinario.

Sorprendente: ningún congresista republicano objetó las acusaciones, como si, en verdad, fueran conocidas y ciertas. Pretendieron, más bien, la descalificación del abogado, en realidad, por traidor.

Algunas de las perlas soltadas por Cohen:

Para comenzar, la definición de Cohen sobre Trump: racista, estafador, fraude.

Trump, según Cohen, conocía de la conjura con Wikileaks para divulgar los correos electrónicos, durante la campaña presidencial del 2016, del Comité Nacional Demócrata, con el fin de desacreditar a la candidata Clinton.

Adjuntó copia del cheque de parte del pago que Trump le hizo al abogado en el intento de silenciar a la tormentosa Daniels, la actriz y productora porno, por su relación con el magnate años atrás, violando las normas de financiación electoral, amén de la red de mentiras a Melania, la esposa del presidente.

Presentó registro de los estados financieros (2011-2013) que la organización Trump remitió al Deutsche Bank, cifras que inflaba o reducía a conveniencia, dependiendo de si el objeto era la obtención de créditos o las rebajas tributarias.

Dijo que, contrario a la verdad oficial según la cual Trump había suspendido sus negocios con Rusia durante la campaña, éste estuvo siempre enterado de que ellas prosiguieron durante el 2016. Además de una eventual colusión de la campaña de Trump con Rusia para incidir en los resultados electorales de noviembre del 2016, los negocios con los rusos han sido una de las líneas de investigación del fiscal especial Mueller que en estos días presenta su informe al Departamento de Justicia.

Cohen reconoció que, durante años, mintió, en nombre de Trump, en numerosas instancias, incluyendo la del Congreso. En los negocios, la intimidación a la contraparte fue parte obligatoria del menú (acordémonos del padrino: “Le haré una oferta que no podrá rechazar”). La razón que dio Cohen: su propia ambición de trepar.

El Sr. Trump, que el día de la audiencia de Cohen salió de Hanoi sin el cacareado anuncio del desmantelamiento de la infraestructura nuclear en Corea del Norte, es el mismo que necesita oxígeno político de forma urgente y lo podría buscar por la vía de la intervención militar en Venezuela.

Colombia no puede prestarse a una aventura que no resolverá la crisis en Venezuela y que tendría consecuencias graves, por largos años, para nuestro país. La salida de Maduro, una necesidad, debe ser pacífica y no funcional a los intereses de un individuo como el que Cohen ha descrito.

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