“Esta noche quiero hablarles desde mi corazón….quiero hablarles sobre el amor”. Desde el podio de la Convención republicana, Ann, la esposa del candidato a presidente republicano, Mitt Romney, intentó anoche humanizar la imagen robótica de su marido, presentándolo como el jefe de una familia que enfrenta problemas como todas las demás familias estadounidenses.
“Leí en alguna parte que Mitt y yo tenemos un matrimonio de libro de cuentos de hadas. Bueno, en los libros de cuentos de hadas que yo leí nunca había tardes largas, lluviosas de invierno en un hogar con cinco hijos gritando todos a la vez. Y esos libros de cuentos nunca incluían capítulos de cáncer de pechos y esclerosis múltiple”, dijo Ann, quien fue diagnosticada con ambas enfermedades “¿Un matrimonio de cuentos de hadas? No, para nada, yo y Mitt tenemos un verdadero matrimonio”.
Los Romney se conocen desde que estaban en la secundaria: “Nos enamoramos inmediatamente”, contó Ann. Desde entonces, son inseparables. Ann se ha transformado en una de sus asesoras principales. Está siempre junto a él en los actos electorales y muchas veces toma la palabra.
Los asesores de Romney han utilizado a Ann para revertir la idea de que es un multimillonario distante que no comprende las necesidades del hombre medio, que lo único que le importa son sus inversiones en las Islas Cayman. Rubia, de sonrisa fácil, Ann no le tiene miedo a las grandes audiencias. Pero su tarea nunca es fácil.
Romney viene presentándose como un empresario exitoso que tiene capacidad para instrumentar una política económica que le permita al país salir de la crisis. Pero, al poner el acento en su pasado de negocios, refuerza la idea de que su único interés está en el dinero y se convierte en el blanco de la oposición demócrata, que lo acusa de pertenecer al 1% de la población privilegiada que paga menos impuestos que sus secretarias.
“Esta noche no quiero hablarles sobre lo que nos divide, sino sobre lo que nos mantiene unidos”, dijo Ann, contando que el padre de su esposo nunca se graduó de la Universidad. “Fue carpintero…trabajó duro y terminó siendo el presidente de una compañía de autos, y luego el gobernador de Michigan”.
Fue una clara referencia al típico sueño estadounidense y a la manera que, según ella, Mitt siguió los pasos de su padre.
“Este es el hombre que se levanta cada día con determinación para resolver los problemas que otros dicen que no se pueden resolver! ¡Este es el hombre que Estados Unidos necesita!”.
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