Desde 2010 cuando Katherine Bigelow triunfó con En tierra hostil y se impuso a su exmarido James Cameron y su Avatar la ceremonia de los Oscar no había tenido tanta audiencia. En aquel año fueron 41,6 millones de espectadores los que la siguieron en Estados Unidos. Este año, con Seth MacFarlane como maestro de ceremonias, un total de 40,3 millones de personas estuvieron pendientes de la gala.
Según los datos de Nielsen, empresa que mide las audiencias en Estados Unidos, la retransmisión aumentó un 11% la franja de audiencia comprendida entre 18 y 49 años, la más codiciada por los anunciantes, y en un 34% la de hombres entre 18 y 34 años, comparado con 2012. La audiencia televisiva respalda los datos del aumento de las taquilla de las películas nominadas.
Según los medios norteamericanos, MacFarlane podría haber despertado el interés de los más jóvenes, que buscarían el tipo de humor que el presentador despliega en su serie Padre de familia. Sin embargo los críticos han sido despiadados con él. Es más, lo han llegado a considerar como el peor anfitrión en la historia de los Oscar. Chistes sobre gais, judíos y la canción sobre las actrices que han salido desnudas en las películas no han sido del gusto de muchos colectivos.
El escritor de la revista Rolling Stone Rob Sheffield ha señalado que MacFarlane parecía un “novato torpe” y ha añadido que “pocas ideas podrían haber sido más estúpidas que convertir los premios de la Academia en un especial de variedades de Seth MacFarlane”.
La Liga Antidifamación, que hace campaña contra el antisemitismo, ha explicado que fue “triste y decepcionante” que el espectáculo de los Oscar hubiera “tratado de utilizar antiguos estereotipos anti judíos para provocar risas”. Este grupo ilustra su queja con una escena en la que Ted, el oso de peluche de MacFarlane, comentó a los invitados en el Dolby Theatre que es mejor ser judío si quieres trabajar en Hollywood. “Cuando se tiene en cuenta que la audiencia mundial de los Oscar fue de más de 2.000 millones de personas, incluyendo a muchas que saben poco o nada sobre Hollywood o la falsedad de este tipo de estereotipos judíos, hay un potencial mucho mayor para que el mito del control de los judíos en Hollywood sea aceptado como un hecho”, ha señalado el director nacional de ADL, Abraham H. Foxman, en un comunicado.
Tampoco sentaron muy bien las críticas a los actores hispanos, como Javier Bardem, Penélope Cruz o Salma Hayek, de los que MacFarlane dijo que pronunciaban tan mal que no se les entendía cuando hablaban, pero no tenía importancia, porque son muy guapos.
Leave a Reply
You must be logged in to post a comment.