Lo más fácil es escribir: “Donald Trump es un fascista”; quizá lo sea aunque él prefiera llamarse “patriota americano”. Podríamos decir: “Trump es un xenófobo” y dejar que el lector decida los detalles. No es solo islamofobi, querer cerrar las fronteras de EEUU a los musulmanes (aún no sabemos si a los que están dentro los encerraría en campos de concentración como a los civiles japoneses en la segunda guerra mundial), es que tampoco le gustan los hispanos. Dos fobias raciales sumadas deben convertir a su autor en un xenófobo impresentable.
El problema es el que el impresentable se presenta a unas elecciones que nos afectan a todos pese a no tener derecho de voto. El llamado señor Trump aspira a ser presidente de EEUU. Para conseguirlo busca la nominación del Partido Republicano, que a partir de enero inicia, igual que los aspirantes del Partido Demócrata, un larguísimo periplo que tiene más show que business llamado primarias. De ese interminable proceso saldrán los aspirantes oficiales para sustituir a Obama en enero de 2017. Si hubiera que apostar diríamos que la demócrata Hillary Clinton tendrá enfrente al republicano Marco Rubio, la joven promesa conservadora y casi su única baza tras el fiasco (momentáneo) de Jeb Bush.
Las encuestas son preocupantes en un momento en que las encuestas aún no deben preocupar demasiado: un 57% de los encuestados rechaza la propuesta de Trump frente a un 25% que está de acuerdo, según un sondeo de la cadena de televisión NBC y The Wall Street Journal. Si miramos en la categoría de los que se declaran republicanos, el asunto empeora: un 42% le apoya, y entre los votantes declarados por este partido un 38% aplaude y otro 39% rechaza. La primera cifra equivale al número de islamofobos en EEUU.
En otra encuesta, del The New York Times, dos tercios de los norteamericanos expresan preocupación por la deriva política del millonario. Hasta Fox News, una cadena alineada con la derecha de la derecha, avala que la idea de cerrar las fronteras a los musulmanes es un disparate que perjudica a la lucha antiterrorista. Lo mismo opinan los demás candidatos, algunos con la boca pequeña. Hace meses que los republicanos dejaron de decir lo que piensan para decir lo que creen que deberían pensar para ganar votos. Trump les desconcierta.
MILLONARIO DESLENGUADO
El millonario deslenguado sigue en cabeza entre los republicanos en Iowa y New Hampshire, las primeras citas en el proceso de primarias (voto en urna) y caucuses (asambleas). Dobla en intención de voto al segundo, Ted Cruz. Estas primeras votaciones no son esenciales pese al empeño de los periodistas de mitificar New Hampshire como hacedor de presidentes, pero marcan tendencia; más que decidir, empiezan a descartar precandidatos. Trump pasará ese corte porque su discurso fanatizado arrastra publico y él tiene dinero. Hilary Clinton tiene problemas con Berni Sanders que está cuatro puntos por delante en New Hampshire. Sanders es lo más a la izquierda que se puede estar en EEUU sin que te califiquen de antisistema.
Si se manejan en el idioma inglés les recomiendo esta cuenta de Twitter:@TheTweetofGod. El tuitero que se hace pasar por dios es excelente. Esta semana escribió: “Donald Trump is a huge asshole who is ahead in the polls because millions and millions of Americans are also huge assholes”, que traducido significa “Donald Trump es un enorme tonto del culo que está por delante en las encuestas debido a que millones y millones de estadounidenses son también enormes tontos del culos”. Es una explicación, sin duda.
Tienen razón el lector que se queje de lo que acabo de escribir. Es verdad que ese tuit se puede aplicar a España, y a tantos otros sitios, pero hablábamos de Trump. El problema no está en los candidatos o en los periodistas incendiarios que los jalean, sino en el hecho de que estas sandeces tienen su público como demuestra Marie Le Pen y su Frente Nacional en Francia. El discurso del miedo al otro funciona, por desgracia. Falla la educación y fallamos los medios de comunicación, parte esencial del proceso de educación colectiva que se llama información. El miedo nace del desconocimiento.
Trump no ganará la nominación republicana y es posible que acabe presentándose como independiente, pero el daño está hecho. Lanza su discurso xenófobo y de odio y este entra en el circuito del info-entretenimiento; al final, el ciudadano reducido a espectador de su propia vida se cree que todo es una gran broma: las chaladuras del ególatra, las libertades cercenadas, los bombardeos de la nada que matan personas como nosotros que no salen en la televisión. Trump es solo un síntoma de la época mediocre y peligrosa.
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