Abortion: A Moral and Political Struggle

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Aborto: Lucha moral y política

Se deben hallar los puntos medios, sobre todo en educación. Ni los DDHH de la mujer son un camino a la promiscuidad ni la limitación una forma de moral

La reciente filtración sobre la inminente y probable revocación del precedente legal que desde 1973 garantizó la libertad de aborto en Estados Unidos cambió el panorama político en ese país y tuvo reverberaciones en el mundo.

La decisión que se espera emita la Suprema Corte de Justicia estadounidense revocaría el fallo conocido como Roe contra Wade, que de hecho abrió la puerta a la práctica del aborto y pronto se convirtió en bandera y símbolo de las opiniones opuestas de las dos partes en un conflicto a lo largo y ancho de una sociedad que, a gustar o no, todavía marca el paso de la cultura moderna.

Estados Unidos es un país donde los dilemas morales y de comportamiento son sujeto de decisiones judiciales y donde hay una constante pugna por inclinar las instituciones hacia un lado u otro del debate. En ese sentido, la Suprema Corte de Justicia está dominada por criterios conservadores gracias a años de presiones políticas que se han traducido en seis jueces derechistas y tres progresistas.

Y es en ese marco que los conservadores se sienten lo suficientemente fuertes como para revocar un antecedente de tanto significado y desafiar las reacciones.

El derecho al aborto fue identificado, en alguna medida, como símbolo de la liberación de la mujer, de la igualdad jurídica, pero también del libertinaje sexual y como un literal asesinato de seres humanos.

El debate de los últimos 50 años ha ido a toda clase de excesos y opuesto a grupos con los más diversos tintes políticos. En Estados Unidos, la discusión se aborda lo mismo a partir del derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, con sus consecuentes implicaciones sobre violaciones y feminicidios, que a la definición de ser humano y en qué momento un feto puede ser considerado como tal.

Más allá de la posición de cada uno, no es un debate que parezca admitir puntos medios, ni en EU ni en el mundo.

La realidad es que deben encontrarse los proverbiales puntos medios, sobre todo en educación. Ni los derechos de la mujer son un camino imparable a la promiscuidad ni su limitación o la prohibición del aborto una receta para moralizar la sociedad.

En el caso actual de Estados Unidos, el reporte sobre el presunto fallo judicial provocó la agitación de sectores que normalmente sólo se movilizan cada cuatro años, en ocasión de las elecciones presidenciales, pero esta vez podrían alterar la participación y por tanto los resultados en los comicios legislativos de noviembre próximo. O al menos, esa es la esperanza de los demócratas, que hoy parecen encaminados a una derrota de tamaño histórico.

De hecho, el propio presidente Joe Biden convocó a la participación de votantes para asegurar mayorías legislativas demócratas y la posibilidad de consagrar legislativamente y quizá de una vez por todas los derechos de la mujer.

Pero no es una pugna que vaya a terminar con una resolución judicial o una nueva ley.

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