El voto de los hispanos
El candidato republicano John McCain pondrá en el aire los primeros anuncios en español de su campaña, esta semana, con la esperanza de ganar el crucial voto hispano en las elecciones de noviembre.
Andrés Oppenheimer
2 de abril de 2008
Pero dadas las posturas antiinmigración de su partido, se le hará difícil ganar esa batalla. La mayoría de los encuestadores coincide en que el candidato republicano necesitará alrededor del 40% de los votantes hispanos para ganar las elecciones de noviembre, casi el mismo porcentaje que George W. Bush obtuvo en 2004.
Aunque McCain tiene más cercanía con los latinos que sus ex rivales republicanos, los demócratas dicen que hay varias razones por las cuales será muy difícil que McCain logre ganar una parte considerable del voto latino.
Primero, el Partido Republicano ha ahuyentado a muchos hispanos durante los últimos tres años con la retórica antiinmigración de casi todos sus candidatos. Durante las primarias republicanas, Mike Huckabee, Mitt Romney y Tom Tancredo abogaron por la deportación masiva de millones de trabajadores indocumentados, sin ofrecer la legalización a quienes hubieran pagado sus impuestos y cumplido otros requisitos.
El 5 de marzo, un grupo de senadores republicanos presentó una serie de nuevas leyes antiinmigratorias, incluso una que aboliría el uso del español en documentos gubernamentales. El 76% de los hispanos perciben un creciente sentimiento antilatino en el país, según una encuesta reciente del demócrata Sergio Bendixen.
Segundo, una porción récord de los hispanos que asistieron a las urnas en las primarias de este año votaron por los demócratas (78%), lo que sugiere que habrá una afluencia masiva de hispanos que votarán por el Partido Demócrata en noviembre, según The New Democratic Network(NDN), grupo dedicado a cultivar el voto hispano para ese partido.
“A McCain le costará mucho alcanzar el nivel de votos latinos que consiguió Bush, porque el clima general ha cambiado mucho”, dice el director de NDN, Simon Rosenberg. “La postura republicana respecto de la inmigración ha sido muy perjudicial para todos los republicanos”.
En tercer lugar, los demócratas tratarán de desacreditar el papel de McCain como principal impulsor de la ley de reforma inmigratoria McCain-Kennedy, respaldada por la mayoría de los hispanos. Los demócratas alegarán que McCain abandonó el proyecto cuando inició su campaña presidencial, acatando el sentimiento antiinmigración de su partido, y que permitió que el proyecto de la ley fuera finalmente derrotado en el Senado. “En un momento crucial para la comunidad latina, se distanció de un tema de enorme importancia para los latinos”, opinó Rosenberg.
Además, los demócratas dicen que la mayoría de los hispanos se oponen a la guerra de Irak y apoyan el seguro de salud universal. Las posturas de McCain en ambos temas no caerán bien entre los latinos, afirman.
Pero los partidarios de McCain replican que al senador siempre le ha ido muy bien con el voto hispano: en su estado natal de Arizona, ha ganado repetidamente con más del 70% del voto hispano.
“No se puede calificar a John McCain de antiinmigrante”, dice Ana Navarro, asesora de asuntos hispanos del candidato. “Durante toda la primaria republicana, se negó a hacer uso de la retórica antiinmigración y antihispana, y mucho menos lo haría de ahora en más.”
Según sus asesores de campaña, los hispanos elegirán a McCain porque será el candidato que representa los valores familiares, el patriotismo y el coraje político necesario para tratar de solucionar problemas espinosos como la inmigración y la salud pública.
McCain empezó su campaña en procura del voto latino la semana pasada, cuando mencionó a América latina en primer lugar entre otras regiones del mundo durante un discurso dedicado a la política exterior, pronunciado en Los Angeles. Según sus funcionarios de campaña, esta semana empezarán a difundirse sus primeros anuncios en español en Nuevo México.
Mi opinión: de todos los recientes candidatos republicanos, McCain es por lejos el que tiene mejores posibilidades de conquistar votos hispanos. Pero los demócratas arrancan con una enorme ventaja entre los votantes latinos y buscarán mantenerla tratando de desacreditar a McCain como un “traidor” en la reciente lucha legislativa por la reforma migratoria.
Si los correligionarios republicanos de McCain siguen insistiendo en su cruzada antiinmigración y los latinos acuden a las urnas en noviembre en las mismas cantidades que en los últimos meses, no veo cómo McCain pueda revertir la caída libre que su propio partido se ha infligido entre los votantes hispanos.
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