Cuba and the U.S.: Seeing if They Can Befriend One Another

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Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos están destinadas a cambiar y en el futuro no podrán ser de puro enfrentamiento. Desde el 1 de enero de 1959, cuando Fidel Castro llegó al poder, ha pasado de todo entre ambos países, salvo hechos constructivos. Antes de esa fecha, Estados Unidos consideraba a Cuba como una especie de colonia donde hacían lo que más les convenía. Tenían grandes inversiones en la agricultura, en la industria del azúcar, como también en el juego, la prostitución y el tráfico de drogas. Fidel nacionalizó algunas empresas, confiscó otras, cerró los casinos y trató de reeducar a quienes ejercían el oficio más antiguo del mundo.

La respuesta estadounidense no se hizo esperar. En varias oportunidades intentaron asesinar al comandante, apoyaron todo tipo de oposición al gobierno y terminaron por aplicar un embargo comercial que dura desde hace décadas y asfixia la economía cubana. Tanta presión llevó a Fidel a aliarse con la Unión Soviética, para entonces el mayor enemigo de Estados Unidos. El costo a pagar fue que los cubanos tuvieron que adoptar el modelo de sociedad de sus nuevos amigos, que consistía en la existencia de un solo partido político, falta de libertades individuales, control sobre la prensa y una economía cerrada a cualquier iniciativa privada.

Todas estas medidas llevaron a que muchos cubanos partieran al exilio y se instalaran mayoritariamente en el estado de Florida y en especial en la ciudad de Miami. Ya son unos 650.000 los allí instalados y siguen llegando aun con el riesgo de atravesar en balsas muy precarias el centenar de kilómetros que separa las playas de la isla con el lugar preferido para iniciar una nueva vida.

Ahora empiezan a producirse ciertos cambios. Raúl Castro, hermano de Fidel, que es el nuevo hombre fuerte, ha tomado ciertas medidas que son muy tímidas pero que terminarán produciendo cambios importantes. Desde el 1 de abril, los cubanos que poseen el dinero suficiente pueden comprar libremente un aparato reproductor de videos o DVD, como también la TV que consideren más útil. Esto va a permitir ver películas o noticieros que hasta el momento les estaban vedados, con lo que comenzará a romperse el monopolio de prensa que ejerce el gobierno. Además ahora es posible comprar una computadora y tener acceso a Internet aunque muchos sitios siguen estando censurados. Más importante aún es que algunos funcionarios han declarado que se entregarán tierras ociosas a los campesinos para que las cultiven en forma privada, se eliminarán cooperativas improductivas y se piensa aceptar inversiones extranjeras para el mayor desarrollo del campo.

En Florida también se observan cambios. No todos los 650.000 exiliados piensan de la misma manera ni están tan cerrados a un posible diálogo con los que ejercen el poder en la isla. Algunos miles de ellos son muy intransigentes, especialmente los que emigraron en un primer momento. Gente que llegó con dinero, y este capital inicial les permitió desarrollar empresas teniendo en la actualidad un muy buen pasar económico. Son ellos los que controlan los principales medios de comunicación de Miami desde donde se trasmite una propaganda anticastrista muy acentuada. Pero los que fueron llegando después, sobre todo a partir de 1990, son gente que tiene que trabajar duramente para subsistir y que aún a costa de muchos sacrificios envían dinero a sus familias que quedaron en Cuba. Son los que, apenas tiene unos días de vacaciones, se van a pasarlas en la isla.

Muchos de estos inmigrantes no apoyan el embargo comercial y vieron con muy malos ojos el recrudecimiento del mismo con las medidas que tomó Bush a partir del 2004. Por ellas se limitó el envío de dinero a sólo 1200 dólares por año, se restringió el envío de paquetes con mercadería y el número de viajes que se puede hacer a partir de Estados Unidos. El descontento ha producido que parte de los exiliados que tiene también la ciudadanía estadounidense dejen de apoyar al Partido Republicano, que es el campeón de la enemistad con Cuba. Hay quienes están apoyando a los Demócratas que, cosa nunca vista, están presentando candidatos en todas las intendencias con posibilidades de ganar en algunas de ellas. En noviembre hay elecciones presidenciales en Estados Unidos, y hay muchas posibilidades de que se imponga el candidato del Partido Demócrata.

Quizás, entre la voluntad de cambios de unos y el deseo de diálogo de otros, pueda atenuarse esta situación de tanto enfrentamiento y hostilidad que lleva 49 años.

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