EEUU, ¿país católico?
PBRO. DR. JOSÉ MANUEL FERNÁNDEZ – DIARIO DE CUYO
Mañana llega Benedicto XVI a Estados Unidos. Cuando el avión que lo conduce desde Roma aterrice en el aeropuerto militar de la Fuerza Aérea de Washington, aquella nación pasará a la cabeza en la clasificación de los países más visitados por los Papas. Igualados con Polonia en número de visitas: nueve. Juan Pablo II, viajó a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos. En su primera visita, en 1979, durante siete días llegó a siete ciudades y pronunció 63 discursos. Joseph Ratzinger, también en siete días, sólo visitará dos importantes centros urbanos: Washington, donde pasado mañana se reunirá con George W. Bush en la Casa Blanca, y Nueva York, donde pronunciará 11 discursos. Pero de estos, al menos dos motivan particular interés. Nos referimos al discurso del 17 de abril en Washington, con el que se dirigirá a los representantes del judaísmo, del Islam y de otras religiones; y el del 18 de abril, en Nueva York, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En Ratisbona, Benedicto XVI denunció como errores capitales del mundo de hoy, el separar la fe de la razón, de lo que acusó al Islamismo, y el absolutismo de la razón en detrimento de la fe, que en cambio imputó a la cultura dominante en Europa y en América. Desde la tribuna de la ONU, se puede apostar que dará un paso más: ofrecerá al mundo la gramática de la paz fundada sobre la ley natural, sobre los derechos inviolables esculpidos en la conciencia de cada hombre, y en la Declaración Universal de la que se celebra este año su 60° aniversario. La Iglesia de Roma ha contestado con fuerza el ataque militar al Irak de Saddam Hussein. También Benedicto XVI lo ha hecho. Pero ahora no presiona para el retiro de los soldados. Quiere que se queden allí en misión de paz, también en defensa de las minorías cristianas. Con los presidentes republicanos, desde Reagan a los dos Bush, la Iglesia de Roma se ha encontrado en más sintonía que con el democrático Clinton, precisamente porque los primeros se dedicaron a defender el derecho a la vida desde el primer instante de su concepción, y a promover la libertad religiosa en el mundo. En El Cairo en 1994 y en Pekín en 1995, en las dos conferencias internacionales convocadas por la ONU sobre la cuestión demográfica y sobre la mujer, ambas con Clinton presidente, la delegación de la Santa Sede combatió tenazmente en los debates a los Estados Unidos y a Europa que querían incentivar el aborto para reducir los nacimientos en los países pobres.
No obstante todo, la Santa Sede continúa dando crédito y apoyo a las Naciones Unidas como instrumento pacífico para la solución de las controversias internacionales. En la ONU el Vaticano está presente como “Estado observador permanente”. No vota, pero tiene derecho a la palabra y de réplica. Una campaña para separar a la Santa Sede de la ONU, fue orquestada hace algunos años por organizaciones no gubernamentales interesadas en el control de la natalidad e irritadas por la oposición vaticana en este tema, pero tuvo el efecto contrario. En julio de 2004, la Asamblea general de la ONU aprobó por unanimidad una resolución que no sólo confirmó, sino que ha reforzado la presencia de la Santa Sede en la Organización.
Desde la tribuna de la ONU, Benedicto XVI hablará al mundo entero, en el cual los católicos son menos de un sexto de la población. Ni siquiera en los Estados Unidos los miembros de la Iglesia Católica son mayoría, ya que en los 50 estados y en el distrito federal, viven 67,5 millones de católicos sobre un total de 300 millones de habitantes. Sin embargo son un grupo notorio. Según un sondeo del “Pew Forum”, los ateos y los agnósticos son allí el 1,6 y el 2,4 por ciento, no obstante que en los medios de comunicación aparezcan como mucho más numerosos y vociferantes. El dato más relevante del sondeo es otro. Se trata del número altísimo de ciudadanos americanos que pasan de una confesión religiosa a otra. El 44 por ciento de los estadounidenses mayores de 18 años ha cambiado de afiliación religiosa incluso más de una vez, o ha pasado de la incredulidad a un credo, o viceversa. Entre las confesiones protestantes, a las que pertenecen cerca de la mitad de los estadounidenses, están en neta disminución las de orientación “liberal” en lo referido a los derechos individuales. Mientras que crecen las confesiones evangélicas, algunas de tradición fuertemente antipapista, muchas de ellas se han acercado actualmente a la Iglesia de Roma en nombre de la común batalla por la defensa de la vida. Entre los ciudadanos americanos crecidos en la Iglesia católica, la han dejado uno de cada tres. Pero esta pérdida ha sido compensada por la adquisición de nuevos convertidos y por la llegada de muchos inmigrantes católicos de varios países, especialmente de América Latina. Un ejemplo de esto es Dallas, donde hace veinte años los católicos eran 200 mil y hoy son más de un millón, en su mayoría llegados de México. Para el Papa, Estados Unidos es tierra de siembra prometedora, y por eso su visita de seis días.
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