“Denuncio al Gobierno de Colombia de estarse prestando a un juego perverso para desestabilizar Suramérica, no solo a Venezuela, a Ecuador y otros países más. Eso es muy peligroso; esto es jugar con fuego. Creo que el Gobierno de Colombia está jugando con fuego”, declaró Chávez.
El embajador estadounidense en Bogotá, William Brownfield, dijo hace dos días que “sin duda alguna” hay posibilidades de trasladar a Colombia la base militar que su país opera en la población costera ecuatoriana de Manta.
Brownfield no indicó el lugar de Colombia que puede acoger la instalación militar estadounidense, pero barajó la posibilidad de que fuera en La Guajira, frontera noroccidental con Venezuela.
“Esto es una cosa que nosotros no podemos aceptar. Eso, por ejemplo, es una cosa explosiva, porque entonces nosotros pudiéramos decir: ¿La Guajira venezolana hasta dónde llega? Venezuela era toda la Guajira. Ese terreno nos lo quitaron. Ahora, ¿qué quiere Colombia, qué volvamos a discutir eso?”, sostuvo Chávez.
“Si van a montar ahí una base militar gringa, nosotros comenzamos a discutir La Guajira completa. ¿Cómo se pondría esto, por dónde va Colombia?”, añadió Chávez y recomendó a Uribe “que reflexione”.
El jefe de Estado venezolano señaló: “Hay que pedirle a Uribe que reflexione, que se vaya solo por ahí, a un río; yo a veces lo hago porque las presiones que uno siente son duras”.
Agregó que el mandatario debe recuperar “el buen sentido”, porque “en Colombia están jugando con fuego y eso no le conviene a nadie en este continente ni en el mundo. Le conviene al imperio, a Estados Unidos, a nadie más”, subrayó Chávez.
El embajador estadounidense en Colombia, país al que llegó recientemente después de cumplir la misma misión en Venezuela, aseguró a El Espectador que si Ecuador cumple con su anuncio de hacer retirar ese base de su territorio, “entonces el Gobierno de Estados Unidos tiene que buscar otro lugar para hacer este trabajo importante contra la droga ilícita y las otras amenazas que confrontan todos los pueblos de la región”.
La base estadounidense fue establecida en 1978 en el puerto de Manta por un acuerdo de Washington con el entonces presidente ecuatoriano, Jamil Mahuad, con vigencia hasta 2009 y que el actual jefe del Estado en Quito, Rafael Correa, decidió no prorrogar.
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