Two Words from an Admiral's Mouth Made the Economy Tremble

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Dos palabras en inglés de un almirante hacen temblar la economía

Ha bastado que un marino estadounidense de cuatro estrellas pronuncie dos simples palabras para desencadenar una reacción que, con la crisis actual, podría hundirnos en el abismo.

…Y AHORA IRÁN

La cúpula del ejército americano ya tiene bastantes problemas en Afganistán e Irak. ¿Se empantanará también en un tercer escenario bélico más escabroso todavía?

Esta semana el jefe del Estado Mayor Conjunto de los EEUU, almirante Mike Mullen, ha advertido de que la apertura de un nuevo frente en el Oriente Medio, lanzando ataques aéreos contra las instalaciones nucleares iraníes, podría ser “extremadamente estresante” (extremely stressful). La declaración es una clara advertencia que puede entenderse bien como que Israel y EEUU están preparando una acción conjunta a corto plazo y es necesario preparar a la opinión pública para lo que podría acarrear o bien que la cúpula del ejército americano, con numerosos problemas en Afganistán y en Irak, advierte a George W. Bush de las consecuencias que tendría ordenar un ataque.

Expertos en comunicación consultados por el diario británico The Telegraph (4.7.2008), consideran que las palabras del almirante Mullen –extremely stressful- deben traducirse por “catastrófico”. Así, no es solo que, como piensa el inspector de la AIEA Mohammed elBaradei, tal ataque pueda convertir la región en una enorme pira, sino que los iraníes han dejado claro que harán lo posible por que el estrecho de Ormuz –la ruta por donde pasa el 60% del petróleo mundial- fuera completamente intransitable, algo absolutamente desastroso en un escenario en el que el barril de petróleo está batiendo marcas todos los días. De hecho, bastó que el pasado 6 de junio el viceprimer ministro israelí Shaul Mofaz declarara “si Irán continúa su programa de armas nucleares, le atacaremos” para que el petróleo subiera un 9%.

Según el mencionado periódico británico, Mullen ha comentado la posibilidad de un ataque unilateral israelí diciendo “se trata de una parte del mundo muy inestable y no necesito que lo sea más aún”. Sin embargo, en lo que respecta a las presuntas aspiraciones nucleares iraníes, Mullen ha afirmado, siempre según el Telegraph, “todavía creo que Irán se encuentra en vías de conseguir armas nucleares y pienso que deben ser disuadidos de ello”, algo en abierta contradicción con la “National Intelligence Estimate” (NIE) de 2007, según la cual Teherán estaba muy lejos de conseguir armas nucleares.

La conclusión parece ser que los EEUU y el mundo occidental deben “disuadir” a Irán a toda costa, sin importar lo “estresantes” que puedan ser las consecuencias. En este sentido, parece que el presidente de los EEUU, en contra de la opinión de toda su comunidad de inteligencia reflejada en la NIE 2007, ha dotado con 400 millones de dólares a grupos disidentes iraníes que pretenden derrocar el régimen de Teherán, al tiempo que el periodista Seymour Hersh ha revelado en The New Yorker (29.6.2008) que el ejército americano está ya realizando operaciones militares tras las fronteras iraníes.

A esto se suma el viaje de Mike Mullen a Israel para entrevistarse con altos funcionarios y militares hebreos y las maniobras aéreas de la aviación israelí en el Mediterráneo oriental. Como puede verse, los pronósticos resultan un tanto sombríos, y existen estimaciones que fijan un posible ataque sobre Irán entre las elecciones de noviembre y la toma de posesión del nuevo presidente. La razón es que el lobby israelí en los EEUU no quiere esperar a otra administración y por ello, pese a la oposición al ataque del almirante Mullen y del secretario de Defensa Robert Gates, el mencionado lobby está empujando más y más a los EEUU hacia la guerra.

Cabe preguntarse ¿a quién puede interesar este curso en los acontecimientos? La respuesta es clara: a nadie. Ni siquiera a Israel. Y es que Occidente ha convivido con gobiernos muchísimo más letales que el régimen de los ayatollahs que verdaderamente perseguían convertirse en potencias nucleares. Por ejemplo, en el discurso del Estado de la Unión de 2002, el presidente Bush afirmaba solemnemente: “Los EEUU no permitirán que los regímenes más peligrosos del mundo nos amenacen con las armas más destructivas del mundo”. Esta declaración ha fracasado obviamente con Corea del Norte, donde los norteamericanos han tenido que tragarse sus propias palabras. Pese al evidente peligro coreano, en ningún momento se ha amenazado a Corea como ha sucedido con Irán. ¿Por qué?

Pero hay más. El pasado 2 de Junio, William Kristol, sumo sacerdote del partido de la guerra y director de The Weekly Standard, decía ante el “American Israel Public Affairs Committee” (AIPAC) que McCain y Obama “en realidad no difieren” en la cuestión iraní. Por otro lado, George W. Bush confía ampliamente en McCain para destruir las instalaciones nucleares iraníes. Todo el Partido de la Guerra “neocon” está tocando a rebato por el ataque sobre Irán y el lobby israelí está empujando al presidente Bush a una guerra que no está ni mucho menos entre los intereses de Occidente. ¿Qué podría suceder en caso de que el conflicto estallara?

Si el ataque fuera llevado a cabo en solitario por Israel, la aviación hebrea debería sobrevolar Siria, Turquía o Arabia Saudí, algo que muy posiblemente no gustaría –por decirlo suavemente- a ninguno de estos países y podría tener consecuencias para toda la zona. También debería sobrevolar el Irak ocupado, cosa que involucraría en las operaciones a los aliados occidentales, cuyas economías están soportando ya las sanciones económicas impuestas y que esperan poder solucionar diplomáticamente una crisis que les está ya perjudicando.

Además, ¿cómo podría responder Irán? Es casi imposible saberlo. Israel no tiene la capacidad de conducir cientos de incursiones aéreas, como hicieron los EEUU en las sucesivas guerras del Golfo o en los Balcanes. ¿Sería Israel atacado y se vería obligado a responder en medio de una terrible escalada? ¿Conseguiría cerrar Irán el estrecho de Ormuz con pilotos en misiones suicidas? La perspectiva de una recesión mundial sería más que probable. ¿Qué harían Hamas, Hezbollah y Siria que ahora mismo están en negociaciones con Israel? ¿Mejorarían las perspectivas del conflicto palestino? Decididamente no, e Irán podría conseguir a través de los chiíes que las tropas americanas en Afganistán e Irak pagasen un alto precio en sangre, hasta el punto de verse obligadas a acabar una guerra que Israel empezó. Por desgracia, esta decisión corresponde, según reza la Constitución de los EEUU, exclusivamente al Congreso; no es una decisión que uno de los peores presidentes de la historia de Norteamérica pueda delegar en Ehud Olmert.

Solo un necio puede creer que el ataque a Irán es un interés occidental prioritario, más aún cuando ni la NIE 2007 –la opinión de la totalidad de la comunidad de inteligencia de los EEUU- ni la AIEA han concluido que Irán esté construyendo realmente armas nucleares. Todo esto debería ser tenido en cuenta por la ingente cantidad de articulistas irresponsables que, cómodamente instalados ante su ordenador, perpetran comentarios que incitan a una guerra que nadie quiere ni necesita, y que se está planeando, como sucede con las cosas importantes, sin contar con ese pueblo al que siempre se apela. Todos ellos, sin quererlo o no, forman parte de ese partido de la guerra que, de manera absolutamente frívola, conspira en todo el mundo por el advenimiento de un desastre de proporciones incalculables.

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