No hubo rescate
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POR NARCISO ISA CONDE
El régimen de Uribe es experto en las iniciativas espectaculares y los shows mediáticos.
El 1ro de julio del año en curso el periódico el país dio cuenta de que:“Bogotá ha autorizado la reunión de dos negociadores europeos para discutir las
condiciones para futuros encuentros para discutir el futuro de los secuestrados por las FARC, según han informado los medios colombianos. El antiguo cónsul
francés en Bogotá, Noél Sáenz y el diplomático suizo Jean-Pierre Gontard partieron a comienzos del pasado fin de semana hacia un punto de encuentro en
las montañas…
La Agencia Popular de Noticias de Venezuela preciso a su vez el pasado 2 de julio lo siguiente: “Cuando las Farc, en coordinación con emisarios de los gobiernos
de Francia y Suiza, desarrollaban el traslado de los 15 retenidos en dos helicópteros, funcionarios del Ejército colombiano ya habían detectado y ocupado
las aeronaves previamente”
Esta claro: las FARC convino en liberar a esos retenidos (as) para ser entregados a la referida delegación franco-suiza, que actuó a nombre de los países
europeos “Amigos de Colombia”, los cuales ya antes habían intervenido a favor del canje.
Recordamos que poco antes de ser bombardeado el campamento del comandante Raúl Reyes, este estuvo dedicado a la manera de liberar a Ingrid Betancourt y
con esos fines tuvo contactos directos con el gobierno del Ecuador y de Francia. Ahora las circunstancias son distintas y Uribe y su régimen decidieron
actuar de otra manera.
Como no podían negarse a la gestión del diplomático francés Noel Sáez y del suizo Jean Pierre Gontard, autorizaron sus esfuerzos para entrar en contacto
con el Secretariado de las FARC e incluso lo informaron nacional e internacionalmente desde el palacio presidencial. Las FARC aceptaron de buenas ganas
la propuesta franco-suiza y se dispusieron a trabajar en esa dirección.
Esos quince rehenes estaban distribuidos en tres puntos diferentes y distantes, y por esa razón dispusieron juntarlos en un punto común de la selva colombiana.
Todo estaba convenido y los helicópteros civiles avanzaron en las direcciones previstas, solo que ni las FARC ni los representantes de Francia y de Suiza
contaron con la astucia inescrupulosa de Uribe y sus socios gringos ; pese a ser bien conocida y requete-comprobada. Quizás pensaron –y pensaron mal- que
Uribe no se atrevería a tanto.
La meta fundamental era impedir que las FARC plasmara el gesto que aprobó. Roban iniciativa y cuentan con un poderoso coro mediático que propagaron su
maniobra como una gran hazaña.
No hubo rescate militar, porque los retenidos estaban a punto de ser entregados y nadie de las FARC tenía órdenes de resistir.
Hubo asalto militar de dos helicópteros piloteados por civiles desarmados, para entonces atribuirse la victoria por al liberación de quienes de todas maneras
–y sin el riesgo de choque que implicaba ese operativo sorpresa- iban a ser liberados.
Uribe y el alto mando militar colombiano interceptaron el proceso y desviaron el curso a su favor. Todo –repito- para robarse la iniciativa y alzarse con
el show.
Eso no merece felicitación alguna desde una postura francamente revolucionaria o sencillamente progresista y honesta.
Tampoco demuestra la caducidad de la lucha armada como proclaman otros(as) que posiblemente tendrán que recurrir a ella si las cosas siguen como van, si
la “madre de todas las crisis” despliega su poder de arrastre, si la IV Flota de la Armada USA sigue en su agitado curso, si la base de Manta es trasladada
a la Guajira colombiana (próxima a la frontera con Venezuela), si la “guerra climática” del Pentágono sigue ejecutándose, si el separatismo de factura
imperialista persiste en fracturar Bolivia (primero) y Ecuador y Venezuela (después), si los paramilitares colombianos continúan su labor desestabilizadora
en Ecuador y Venezuela, y si nuestros pueblos se ven obligados a desenvainar la espada de Bolívar.
Quienes elogian a Uribe desde procesos diferentes y contrapuestos al engendro que él presenta, como los que guardan silencio frente a los planes tenebrosos
de ese señor y de sus poderosos padrinos del Norte (ahora más revuelto y más brutal), en verdad-verdad, afilan cuchillo para su garganta: le dan oxígeno
a una especie de sub-imperialismo perverso, instrumento de los halcones de Washington.
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