Obama, el deseado, en Europa
Mariano Tolkachof
Obama inicia estos días un viaje por Europa en el que, no hay por que sorprenderse, no tocará España. Llega a un continente sumergido ya en la “Obamanía”. Si aquí se votase para la Presidencia de Estados Unidos, entre el 53 y el 72% de los votantes de Francia, Gran Bretaña y Alemania lo harían por el candidato de color. En España también barrería ante McCain.
Quiere Obama darse un baño internacional y, mirando al electorado de su país, diluir la imagen de que está poco fogueado en política exterior. Parece pronunciará un importante discurso en Berlín dando su visión sobre el estado del mundo y las relaciones con Europa. En un momento se pensó lo haría en la Puerta de Brandeburgo, allí fue donde Kennedy pronunció en alemán su aclamado “Soy un berlinés”, pero es posible que las autoridades alemanas hayan pensado que sería un acto demasiado electoralista en Estados Unidos y no hayan querido prestarse al juego de colaborar indirectamente a la campaña de un candidato.
Llega el senador demócrata a Europa en un momento en que ha tenido que reiterar, habiendo reculado recientemente en alguna declaración sobre el tema, que sigue proponiéndose retirar las tropas de Iraq en 16 meses. No es la única materia en que Obama, teniendo que “centrar” su discurso para ganar votos, se ve fustigado por la progresía que le viene apoyando. Es creencia generalizada que ya ha habido varios giros en su discurso sobre Iraq, la posesión de armas, el aborto, etc.
En Europa hay curiosidad no exenta de preocupación por oírlo en varios temas. Uno es Irán. Ha afirmado que negociará con los ayatolás sin condiciones y en Europa se piensa que es una temeridad y que equivaldría a perder un terreno que ya se había ganado. Otro es el comercio. Las veleidades proteccionistas que ha mostrado en algún momento de la campaña inquietan en Europa. Se lo harán ver. Él quizás tenga algo que decir. Muchos europeos encuentran normal que Estados Unidos haga la mayor parte del gasto, económico y militar, en Afganistán y ahora que las cosas empiezan a empeorar en ese país, Obama hará ver que espera que los europeos arrimen el hombro con tropas.
La expectativa en los países que visitará es considerable.
El Observer de Londres titulaba el domingo: “El mundo espera querer a Europa de nuevo”. Los anfitriones de Obama en Francia, Alemania y Gran Bretaña, Sarkozy, Merkel y Brown, podrían dar ante él, según apunta el Financial Times, la impresión de “ser unos adolescentes arrobados”. La oportunidad de embobarse no se le presentará a Rodríguez Zapatero. La realidad es terca. La razón es que España, menos aún la actual, no tiene la entidad para colarse en la apretada agenda de un candidato estadounidense. No sabemos lo que habría ocurrido en la del señor Felipe González.
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