To drill, or not to drill? This week, President Bush has resolved this dilemma in a predictable manner: by giving the starting signal to the new era of oil exploration along the U.S. coast.
As if feeling nostalgic for his life as an oil explorer in Texas, Bush now hopes to squeeze the last drop of black gold in the 50 states of the Union and to say goodbye to his fellow countrymen with an apocalyptic slogan: “Drill, drill, damn you!”
While in Europe--where we are still paying up to three times more per liter of gasoline--there is talk of efficiency and of renewable energy (we leave the nuclear option for another occasion), Americans can only think of what can be done to lower the price of a gallon [of gas], including prayers at the gas stations.
“Goodbye, from the world’s largest polluter!” was the graceful way in which George W. Bush bid farewell at the recent G-8 summit. Three years ago, in a surprising attack of honesty, the president acknowledged his compatriots’ “addiction” to crude oil, but everything he has done since then has been to encourage such addiction, and to go to bat for the oil companies, which contributed so generously to his rise to power.
With a “black hand,” Bush has, for over six months now, instructed the Environmental Protection Agency to continue to question climate change and to continue to postpone any attempts to regulate greenhouse gas emissions. Arnold Schwarzenegger has dared to denounce his audacity and to even give him classes in “Americanism”: “We can not wait for others to show us the way or to do what we should have done for ourselves.”
Even oil magnate T. Boone Pickens has asked Bush to change course: “The only way to reduce our foreign dependency is to invest in American technology and in alternative sources of energy.”
California, Arizona and New Mexico are now setting the course, but the rest of the country is mired in the age of “wells of ambition” (whose original title was “There will be blood”). During a recent trip from east to west, it was more than one thousand miles before we saw the first wind turbines or solar panels from the road. States such as South Dakota, Kansas, Oklahoma and large parts of Texas live with their backs to the wind and to the sun, buffeted by the perpetual ghosts of the Big Depression.
“The American life style is not negotiable,” were Bush’s--the father--historic words at the Rio summit. Bush, the son, now says the same, only using different words: “It’s time for Congress to address the pain that high gas prices are causing Americans.” That’s all, folks.
¡Perforad, perforad, malditos!
Una instalación petrolífera. (Foto: EL MUNDO)
CARLOS FRESNEDA desde Nueva York
18 de julio de 2008.- "¿Perforar o no perforar?". El presidente Bush ha resuelto esta semana el dilema como era previsible: dando el banderazo de la salida la nueva era de las prospecciones petrolíferas en las costas norteamericanas.
Como si sintiera nostalgia de su su vida como explorador petrolífero en Texas, Bush confía ahora en exprimir hasta la última gota de oro negro en los 50 estados y despedirse de sus compatriotas con una apocalíptica consigna: "¡Perforad, perforad, malditos!".
Mientras en Europa, donde aún pagamos hasta tres veces más por el litro de gasolina, se habla de eficiencia y de energías renovables (la opción nuclear la dejamos para otra ocasión), los norteamericanos sólo piensan en qué hacer para que el precio baje de los cuatro litros por galón, incluidas las plegarias en las gasolineras.
"¡Adiós, de parte del mayor contaminador del mundo!", fue la gracia con la que despidió George W. Bush en la reciente cumbre del G-8. Hace tres años, en un sorprendente arranque de honestidad, el presidente reconoció la "adicción" al crudo de sus compatriotas, pero todo lo que ha hecho desde entonces ha sido fomentar esa adicción y barrer para las petroleras, que tan generosamente contribuyeron a su ascenso.
Con la mano negra, Bush ha dado instrucciones a la Agencia de Medio Ambiente para que siga cuestionano el cambio climático durante seis meses más y posponiendo cualquier intento de regular las emisiones de gases invernadero. Arnold Schwarzenegger se ha atrevido a denunciar su desfachatez y darle incluso clases de americanidad: "No podemos esperar a que otros marquen el camino o hagan lo mismo que tendríamos que haber hecho nosotros".
Obra del artista Kayti Didriksen llamada 'Hombre de Ocio, el rey George', en el que aparece el presidente de EEUU, George W. Bush desnudo y el vicepresidente Dick Cheney le acerca una corona con un pozo de petroleo. (Foto: AP)
Hasta el magnate del petróleo T. Boone Pickens le ha pedido a Bush un cambio de rumbo: "La única manera de reducir nuestra dependencia exterior es invertir en tecnología americana y en fuentes alternativas de energía".
California, Arizona y Nuevo México son ahora mismo la proa, pero el interior del país está varado en la era de 'Pozos de ambición' (cuyo título original era 'Habrá sangre'). En una reciente travesía de este a oeste tardamos más de mil millas en ver los primeros aerogeneradores o las placas solares desde la carretera. Estados como Dakota del Sur, Kansas, Oklahoma y grandes partes de Texas viven de espaldas al viento y al sol, azotados por los fantasmas perpetuos de la Gran Depresión.
"El estilo de vida americano no es negociable", fueron las históricas palabras de Bush, padre, en la cumbre de Río. Bush hijo, dice ahora lo mismo con otras palabras: "Ha llegado la hora de que el Congreso afronte el dolor que el alto precio de la gasolina está causando a los americanos". Eso es todo, amigos.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.
These costly U.S. attacks failed to achieve their goals, but were conducted in order to inflict a blow against Yemen, for daring to challenge the Israelis.