Con el Presidente ruso en un crucero por el Volga, la atención mundial concentrada en los juegos de Beijing y Vladimir Putin asistiendo a su inauguración, el cálculo de Washington fue que el Presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili, podía resolver el asunto de Osetia del Sur en 24 horas y hacerlo irreversible. La diplomacia rusa está “convencida” de que el ataque del Ejército georgiano contra Osetia del Sur contaba con la bendición del Presidente George W. Bush, señalan fuentes rusas en Beijing.
En julio, EEUU, Georgia y Ucrania realizaron maniobras militares en territorio georgiano. Hacía tres años que Georgia estaba modernizando su Ejército de la mano de EEUU, que tiene en Georgia un total de 129 “consejeros militares”. Georgia mantiene un “enorme incremento” del gasto militar, se gastó “más de mil millones de dólares” en defensa, comprando armas a Ucrania, Turquía, Israel y EEUU, incluidos misiles de fabricación estadounidense. “Sabíamos que Georgia se preparaba desde hacía tiempo para acciones militares, pero lo del 8 fue totalmente inesperado”, señalan fuentes rusas. “Fue una operación con el consenso de EEUU, y así lo estamos dando a entender”, dicen. “Saakashvili prometió a Bush una rápida y corta operación militar exitosa”. La superioridad de las tropas georgianas era de doce a uno, pero carecían de experiencia, y los osetinos presentaron una resistencia “fuerte”. El ataque comenzó la noche del 7 de agosto, con disparos de artillería en salvas y aviación. Diez pueblos de los alrededores de la capital Tsinjvali de población osetina fueron “arrasados”, y la capital muy destruida. El balance, según Moscú, es de 2 mil muertos y más de 30 mil refugiados.
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