Otros escenarios a consecuencia de la crisis
La ausencia de un agrupamiento revolucionario, capaz de organizar y dirigir el profundo descontento de los millones de norteamericanos lanzados a la bancarrota
por el gran capital, puede permitir un reacomodo del sistema en Estados Unidos post crisis, mediante la concentración de los capitales y el acaparamiento
de la riqueza por la minoría monopólica, la absorción de las pequeñas empresas por las grandes y el uso de las ventajas del poder.
Sin embargo, es evidente que el papel hegemónico mundial de Estados Unidos, como centro del poder imperialista y contrarrevolucionario, saldrá seriamente
debilitado.
Estados Unidos quedará quebrantado en su antiguo poder económico. Ya no tendrá la supremacía como país exportador y soportará una carga muy severa a consecuencia
de sus deudas y su creciente déficit comercial. Uno de los desenlaces de la crisis podría ser la depreciación del dólar y el deterioro de su respaldo para
hacer compras en el exterior.
En el caso de Europa, los escenarios podrían ser distintos.
En Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña y otros países la crisis económica afectó a numerosas empresas y bancos vinculados al intercambio con Estados
Unidos, pequeños ahorristas e inversionistas han tenido pérdidas millonarias, han cerrado empresas y se han elevados los índices de desocupación.
La derrota ideológica y política del neoliberalismo ha dejado desarmada a la derecha europea.
Ya el empastelamiento de la guerra en Irak y Afganistán, el emplazamiento de misiles en el Este y las provocaciones contra Rusia en el Cáucaso, habían avivado
las tendencias antiimperialistas de los trabajadores. Ahora la crisis con su secuela de desocupación y el crac de la ideología del neoliberalismo, han
creado condiciones para un auge del movimiento revolucionario en Europa.
Los grupos monopólicos y la élite financiera pretenderán, como en otras ocasiones, arrojar el peso de la crisis sobre las masas trabajadores y empobrecidas
e impedir, por todos los medios, incluso con las guerras en Medio Oriente y América Latina, poner a salvo el sistema capitalista y el dominio planetario
del imperialismo.
Sin embargo, la profundidad de la crisis podría provocar otros escenarios y el mundo está a las puertas de históricos cambios revolucionarios.
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