Obama, Path to the White House

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Aunque McCain trató de tomar una actitud más ofensiva y en ocasiones logró presionar fuertemente a Obama, el contenido de la discusión, la noche del miércoles, muy probablemente no va a cambiar la tendencia de las últimas semanas. Y no va a producir dicho cambio porque, a pesar de la importancia de los temas tratados, ellos no son una prioridad para el votante estadounidense promedio.

La pregunta sobre el carácter negativo y casi ‘sucio’ que ha adoptado la campaña electoral fue interesante porque develó a un McCain herido por tanto agravio y en necesidad de una disculpa pública. Obama, en cambio, se puso por encima de la situación diciendo que no le importan mucho los insultos —aunque ha sido víctima de acusaciones más graves y más frecuentes de las que ha sido víctima su opositor— y que prefiere hablar de temas sustantivos. Era un momento para mostrar liderazgo, capacidad de conciliación y no para quejarse y mostrarse vulnerable. Allí salió ganando Obama.

McCain fue un poco más exitoso que en oportunidades pasadas en su intento por separar su candidatura de la administración Bush. El mensaje para Obama, por primera vez, fue contundente: “Yo no soy el presidente Bush; si usted quería hacer campaña contra él, ha debido lanzarse a la Presidencia hace cuatro años”, le respondió al candidato demócrata. Y añadió que los últimos ocho años no pueden hacer “feliz” a nadie. Ante la falta de popularidad de Bush y de la crisis económica —las dos íntimamente asociadas— ambos aspirantes terminaron siendo de oposición.

Otro tema que dio lugar a una discusión interesante pero que, de nuevo, no va a hacer mucho por cambiar la opinión electoral, fue el relacionado con el aborto. Como es sabido, en 1973 la Corte Suprema estadounidense falló en el caso Roe vs. Wade declarando que las leyes estatales en contra del aborto violan el derecho a la privacidad consagrado en la Constitución. De esta forma, la Corte tumbó todas las leyes estatales y federales que prohibían o restringían el aborto. El debate sobre Roe vs. Wade enfrenta a activistas en favor y en contra del aborto, pero también a centralistas vs. federalistas, y a partidarios y contradictores de la independencia de la Corte Suprema. Demócratas y republicanos han discutido el tema por décadas y, mal que bien, han aprendido a vivir con la diferencia. A Obama le gusta y apoya la decisión de la Corte; a McCain, no. Ambos tienen razones fuertes, legales y morales para defender sus posiciones. No deja de ser envidiable la naturaleza de este debate en el ámbito político estadounidense.

La otra parte de la discusión, en la cual fue incluido por primera vez el tema colombiano, fue el libre comercio. Aquí no hubo sorpresas. McCain a favor y Obama con los reparos que ya ha manifestado sobre la situación de los sindicalistas en el país. Obama, valga notarlo, tiene preocupado a más de un país con su propuesta de “revisar” los tratados de libre comercio. Durante el debate mencionó, por ejemplo, que revisará el tratado con Corea del Sur, uno de los aliados más fuertes de su país en esa área del mundo. El objetivo ha sido ganar y mantener el voto de la clase trabajadora y los sindicatos, prometiendo una actitud más proteccionista que la de McCain. Pero su labor en el gobierno tendrá que ser distinta y está por verse cómo, en este campo, Obama va a pasar de candidato a ejecutor.

En medio de la crisis actual, un discurso en favor del libre mercado y un programa republicano de recuperación económica no tienen credibilidad entre el público. Entre más grave se ponga la situación económica y financiera, menor es la posibilidad de que los republicanos se queden en la Casa Blanca. Tan simple como eso.

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