24-Nov-2008
Brújula
Ana Paula Ordorica
El mito del error
Desde que Barack Obama se afianzó como candidato favorito en octubre, comenzaron las columnas y editoriales a hablar del error del presidente Felipe Calderón de haberse reunido con John McCain en la visita del candidato republicano a México. Cuando ganó Obama, las críticas se volvieron feroces. Que Calderón había errado en su estrategia; que se había alineado una vez más con el candidato equivocado como lo hiciera Salinas de Gortari con Bush padre, quien perdió la reelección frente a Clinton; que ahora el gobierno mexicano deberá hacer una labor cicatriz enorme para reestablecer los daños con el candidato que finalmente acabó triunfando en fin. Sinceramente, no le veo ni pies ni cabeza a este supuesto error del gobierno calderonista.
Primero, porque a McCain se le recibió con la deferencia de un senador de amplia carrera política y candidato a la presidencia de EU. Ni más, ni menos. Las declaraciones de Calderón no fueron más allá de anunciar que, si ganaba McCain, él estaría listo para trabajar con ese nuevo gobierno, lo cual no representa un espaldarazo a la persona de McCain sino al hecho contundente de que pronto habrá cambio de mando en EU. Espaldarazo, el de Nicolas Sarkozy a Obama cuando visitó el palacio del Elíseo, en donde declaró que recibía a un colega, lo que llevó a un periodista presente a preguntarle si era consciente de que acababa de apoyar al candidato demócrata contra el de su amigo George Bush.
De haber visitado Barack Obama México, el recibimiento no habría tenido porque ser diferente al de McCain. El problema fue que, aun cuando Obama había anunciado planes para visitar nuestro país, éstos cambiaron precisamente tras la gira por Oriente Medio y Europa. Y la razón nada tuvo que ver con la importancia que se le tiene a México. Recordemos que cuando Obama se presentó en la Puerta de Brandeburgo, en Alemania, y fue recibido por una multitud de 200 mil personas, el equipo del candidato demócrata, lejos de celebrar, se alarmó. Esto porque la campaña de McCain aprovechó las imágenes de Obama para mostrarlo como una celebridad más y no como una figura que podría llegar a la presidencia del país. Se sacó un spot en el que aparecía Obama con Paris Hilton. ¡Qué más falta de seriedad que como político se le equipare a uno con la reina de la frivolidad! Y por ello, la campaña de Obama decidió suspender las giras internacionales, incluyendo la de México. Fuimos una casualidad de las circunstancias y nada más.
Y estas primeras semanas desde que Obama ya es presidente electo han servido de sobra para mostrar que no hay falta de interés ni desdén por México. En primer lugar estuvo la llamada de Obama a Calderón a 36 horas del triunfo del demócrata, siendo ésta la única que hiciera el estadunidense a un mandatario latinoamericano en el lote de primeras llamadas, entre las cuales estuvo, además de México, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Israel, Japón, Canadá y Australia. El siguiente mandatario latinoamericano en ser contactado por el presidente electo fue Lula una semana después.
Además, las primeras personas que se han anunciado formarán parte del equipo de Obama son gente que conoce muy bien a México. Rahm Emanuel, quien será el jefe de la Oficina de la Presidencia, fue uno de los principales impulsores del TLCAN en el gobierno de Clinton; Hillary Clinton, la muy probable próxima secretaria de Estado, tampoco es ajena a México; Janet Napolitano, la próxima cabeza de Homeland Security, ha impulsado enérgicamente la necesidad de una reforma migratoria desde la gubernatura de Arizona; y el que se especula quedará como secretario del Tesoro, Timothy Geithner, es quien se encargó de armar e implementar el plan de rescate mexicano de 1995.
Así, lejos de tener que preocuparnos por un supuesto error del presidente Calderón, las cosas están más que dadas para que en EU se nos escuche y se nos tome en cuenta en el nuevo gobierno de Obama. Pero lograrlo es nuestra chamba.
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