Poverty, Lack of Opportunity Primary Reasons for Migration

Edited by Adair Fincher and Bridgette Blight

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Los migrantes recorren a pie grandes distancias para lograr alcanzar el “sueño americano”. Muchos mueren en el camino o quedan lisiados.

La pobreza y falta de oportunidades en los países de la región Centroamericana, y particularmente en El Salvador, ha obligado a miles de personas a arriesgar sus vidas y tratar de llegar a los Estados Unidos de forma ilegal sin importarles los peligros.

Se dice que Centroamérica es una de las regiones donde sus poblaciones emigran para lograr mejores condiciones de vida. Y es que la falta de políticas gubernamentales, oportunidades de empleos dignos, incertidumbre económica, son las razones más comunes que obligan a tomar una decisión que suele compararse con un desafío a la muerte.

El informe presentado a mediados de diciembre de 2008 “La crisis de derechos humanos en la frontera sur de México”, por la Fundación para el Debido Proceso Legal (DPLF), el Centro de Derechos Humanos “Fray Matías de Córdova”, y el Hogar de la Misericordia, advierte que “el fenómeno migratorio en la frontera sur (mexicana) ha tenido un impacto que ha superado las medidas adoptadas a nivel federal”.

Dos casos específicos de este drama son los de Francisco Beltrán Bonilla y Juan José Córdova Pérez, dos salvadoreños que decidieron emprender el viaje, con unos pocos dólares en sus bolsillos, dejando a sus seres queridos e ignorando los miles de peligros que enfrentarían al emprender su camino para lograr el “sueño americano”. La suerte no ha estado de su lado.

Ambos se sienten solos, compartiendo una dura realidad: estar lejos de sus familias y enfrentar los problemas de todo aquel que emigra ilegalmente y pasa por el Chiapas, en la zona sur de México, donde los problemas son frecuentes.

Francisco, originario de Santo Tomás, departamento de San Salvador y Juan José, de San Juan Opico, departamento de La Libertad, sufren en carne propia los golpes de la vida de los migrantes.

La falta de oportunidades llevó a salir del país a Francisco, hace dos años, y hace dos semanas le tocó el turno a Juan José. Actualmente, comparten su tiempo en el albergue “Jesús el Buen Pastor”, ubicado en Tapachula.

Francisco vive en San Luis Potosi, México, reside de forma temporal con un permiso especial; pero en estos momentos se encuentra en el albergue para lograr “a inicios del otro año resolver mi situación migratoria y poder optar al FM3, y así poder quedarme a vivir acá de forma permanente”, advierte.

Este hombre, quien fue arrollado en el 2006 por el tren en la zona sur de México, en su intento por llegar a Estados Unidos, perdió una de sus piernas, lo cual le ha obligado a quedarse y, además, desistir de su intento de llegar a la nación norteamericana, por ahora se conforma con quedarse en México.

Dice que no vuelve a El Salvador porque quiere superarse, “pero lo que pido a las autoridades mexicanas es que me concedan el FM3 (permiso migratorio) para poder trabajar acá, aquí vivo con mi hermana y soy carpintero. Me siento parte de este ambiente”, comenta.

Mientras que Juan José llegó a esta zona hace dos semanas (12 de diciembre), pero su intento por llegar “al otro lado” se vio frustrado al ser asaltado en la zona de la antigua estación del tren, en Tapachula, Chiapas.

“Me robaron todo y me golpearon uno de mis pies, lastimosamente no he logrado tener respuesta de las autoridades consulares de mi país para que me den un permiso”, dice Juan José, en referencia al mismo beneficio que está solicitando desde hace dos años su compatriota, pero con la diferencia de que él acaba de llegar a esa nación.

“Yo tenía programado salir para los Estados Unidos el 20 de diciembre, pero con un amigo salimos antes, fue el viernes (12 de diciembre) y desde el lunes estoy acá en el albergue”, enfatiza, tras añadir que su único objetivo es poder continuar su ruta.

Lamenta la indiferencia de las autoridades consulares salvadoreñas “quiero su apoyo y que me ayuden a obtener el beneficio migratorio”, dice.

“Lo único que quiero es cumplir con mi objetivo, decirles nada más a mis padres que he podido pasar y poder regresar con un dinerito, ya que El Salvador sólo salí con $20 y no es posible que regrese peor, díganle a mis viejitos que los quiero”, manifestó entre una voz quebrantada y entre lágrimas.

Por su parte, Nelson Cuéllar, cónsul salvadoreño de Tapachula, advierte que su oficina está trabajando coordinadamente con las autoridades locales y ONG mexicanas, con el fin de proteger los derechos de los migrantes. De hecho, advierte que este consulado es el que más apoyo da a los compatriotas, por lo que no entiende la crítica de Juan José.

“Quiero aclarar esta situación muy penosa, porque no se está hablando con la verdad, este señor llegó al consulado para exponer una situación diferente”, en referencia al caso Juan José, quien según el cónsul salvadoreño podría estar siendo influenciado por terceras personas.

Las autoridades salvadoreñas no descartan que esta sea una práctica de los migrantes, en el sentido de ser “asesorados” por terceros para pedir permisos que requieren mayores requisitos, por lo que Cuéllar pidió no ser engañados y conocer sobre las leyes mexicanas. Antes de solicitar beneficios, “hay requisitos que cumplir”. Al tiempo que dijo que se ha solicitado una investigación.

Ambas, historias son parte del drama que a diario viven miles de centroamericanos y suramericanos, que arriesgan sus vidas llegando hasta Tapachula para caminar desde ahí uno 300 kilómetros –de noche muchas veces- y tomar el tren en la ciudad de Arriaga.

El albergue “Jesús el Buen Pastor”, dirigido por Olga Sánchez Martínez, una mujer que en las últimas dos décadas se ha puesto al servicio del necesitado, es su hogar temporal.

Sólo en el 2008, asegura Olga que ha recibido a 2 mil 500 salvadoreños, además, de los miles de centroamericanos que llegan al lugar. Olga insiste que si bien la situación económica es difícil en Centroamérica, las personas deben tener en cuenta que «Chiapas es un infierno para el migrante, vienen a enfrentarse a algo difícil», manifiesta.

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