Edited by Louis Standish
UNA amiga mía, dedicada vocacionalmente a la enseñanza, camina con apasionada inquietud por la senda de conocer, en profundidad, las técnicas que deberá aplicar como futura preparadora emocional, profesión que está de moda, entre otras cosas, para conseguir que seamos socialmente más hábiles, que controlemos nuestra emociones o que cuidemos el lenguaje corporal o el poder de la palabra. Políticos, empresarios, deportistas, sindicalistas, profesores, artistas, periodistas deberíamos tener a nuestro preparador emocional de la misma manera que acudimos a otros profesionales de forma preventiva o necesaria. No sé si Obama, el futuro e inmediato presidente de los Estados Unidos de América tiene o ha contado con la ayuda de un preparador emocional durante la larga y dura campaña electoral. Sospecho que sí, porque los americanos no suelen improvisar ni practicar la espontaneidad sin haberla preparado, analizado y ensayado mil veces.
De lo que sí estoy seguro, porque lo hemos sabido a través de los medios de comunicación, es que ha tenido a su lado, a su redactor espiritual. Al hombre que ha sabido captar los sentimientos, ideas y propuestas que han generado motivación e ilusión a la mayoría de los ciudadanos americanos. Si importante es escribir un buen discurso mas aún es saber leerlo. El poder de la palabra.
El blanco ‘negro’ -se denomina ‘negro’ en el ámbito literario o artístico a quien realiza una obra con la firma o autoría de otro- ha dirigido a los ‘speechwriters’ -redactores de discursos-, tiene 27 años y se llama Jon Favreau. El NY Times o Newsweek le han dedicado grandes reportajes y entrevistas y alguien llegó a denominarle como «el poeta» por sus aportaciones líricas a las frases de Obama.
Uno que siente en sus carnes el haber sido ‘negro’ para el hombre blanco comprende la alegría y la satisfacción personal que debe experimentar el joven ‘Favs’, -que es su apodo dentro del equipo demócrata- al saberse cooperador necesario de un hecho histórico tan excepcional como el que un negro sea el próximo inquilino principal de la Casa Blanca.
Con la pluma de Jon y la palabra de Obama se hace realidad aquel sueño literario del escritor dominicano, Manuel del Cabral cuando, ya anciano, publicó en 1973 su novela, ‘El presidente negro’ presagiando el futuro desde su color de piel y desde su dolor de piel. Del Cabral, en su obra, hace una llamamiento al ser humano de cualquier ideología e independientemente de su raza, de su religión, de su espacio geográfico, de su pasado histórico para fundirse en la idea común de compartir la existencia y con humildad y respeto buscar a través del diálogo y el razonamiento la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
El blanco ‘negro’, tiene la pluma y Obama la palabra.
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