La inauguración del período presidencial del ciudadano Barack Obama, primer negro en ocupar la Casa Blanca, realmente es el comienzo de una nueva era y está llamada, sin duda, a provocar efectos en los cuatro puntos cardinales del planeta.
Por principio de cuentas, la elección misma fue todo un acontecimiento, ya que los contendores en el Partido Demócrata, que desde el comienzo fue el favorito para ganar las elecciones, se dio entre dos figuras inesperadas: un abogado negro y un legislador del sexo femenino.
Nadie creería que uno u otra ganaría, ya que era una situación jamás vista. Sin embargo, la campaña fue intensa, apasionada, multitudinaria y concluyó con el triunfo del legislador de Chicago, Illinois, que alcanzó notoriedad como estudiante distinguido en la Escuela de Derecho de Harvard y por su trabajo al servicio de la comunidad.
La señora Clinton, quien ha sido reconocida como una abogada de gran talento y que acompañó a su marido en la Casa Blanca, era también una aspirante fuerte. Pero al final se impuso el aire fresco y el apoyo juvenil que rodeó a Obama, quien captó la simpatía de las nuevas clases ligadas a la alta tecnología, las profesiones científicas y la llamada Era del Conocimiento.
Por supuesto, el partido perdedor pagó un precio muy alto por la guerra en Irak, para no hablar de la violencia en Afganistán. Esas decisiones, que muchos han calificado como graves errores del presidente George Bush, siguen pesando en la política norteamericana y fueron decisivas en el fracaso del candidato McCain.
Para este año se espera la salida, ordenada pero no por ello menos real, de las tropas de EUA estacionadas en Irak. El tema de Afganistán quizá tardará más y la negociación relativa al armamentismo iraní, que incluye energía atómica, será posiblemente un problema de gran seriedad. Como complemento a lo anterior, está la crisis económica, pero el programa de superación del desafío ya comenzó. Aún los observadores más pesimistas creen que lo peor de las dificultades se podrá superar en poco más de un año.
Internamente, el nuevo Presidente planea poner en marcha una reforma integral en la seguridad social y, eventualmente, en materia migratoria. El bloque a Cuba será levantado en el corto plazo y, poco a poco, las relaciones con América Latina entrarán en una fase real de mejoramiento. Hay muchas esperanzas con respecto al nuevo gobierno, aunque es importante que todos entiendan que los cambios no serán ni radicales ni de corto plazo.
No debemos olvidar que EUA sigue siendo la primer economía mundial y que, cuando ellos estornudan, el resto del mundo contrae el resfrío. Por lo que a Honduras respecta, creemos que es posible que las relaciones bilaterales mejoren, especialmente si los ayudantes del señor Mel Zelaya abandonan la demagogia y alimentan una conducta seria y sana. Hay posibilidades reales de un futuro mejor. En gran medida dependerá de que no nos peleemos con Tío Sam sino, al contrario, mejoremos nuestros lazos en procura del bien común.
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