Eran tantas las expectativas y había sido tan milagrosa su campaña, que muchos dieron por supuesto que resolvería todos los males del planeta. Que en cuanto llegase a la Casa Blanca, la economía mejoraría, las tensiones mundiales se iban a atenuar y la gente sería más próspera y feliz.
Han pasado exactamente 23 días desde la emocionante ceremonia inaugural y ya no hay prácticamente nadie que crea en los poderes taumatúrgicos del protagonista de aquel 20 de enero histórico.
Obama arreglará algunos de los entuertos que nos legó su impopular predecesor, pero no parece en condiciones de crear un orden realmente nuevo, ni en EE.UU. ni en el escenario internacional. Cumplir promesas, como las que hizo sobre Guantánamo o Irak, le llevará tiempo y la ilusión de las multitudes se marchita enseguida.
Como Carter, Clinton y el propio Bush, intentará coronar su mandato firmando la paz definitiva en Oriente Próximo y lo más probable es que, como ellos, se pegue un batacazo. Se va a fajar contra los terroristas islámicos y echará el resto en Afganistán, pero veremos qué cara se les pone a los cantamañanas de la Alianza de las Civilizaciones cuando nos exija participar de verdad en la guerra contra los malos.
Para colmo, ya ha quedado patente que no es un lince a la hora de hacer nombramientos; y a la vista de la forma en que reacciona Wall Street a sus multimillonarios planes de rescate, parece que no tiene varita mágica para reactivar la economía.
Eso no invalida a Obama, ni permite suponer que su presidencia esté abocada al fracaso, pero coincidirán conmigo en que el mito se ha desinflado bastante. Incluso en noviembre, cuando la fiebre era cegadora, resultaba obvio que la magia terminaría evaporándose, el cuento de hadas tendría un final, y el halo de santidad que rodeaba al candidato se iría emborronando. Lo tremendo es la velocidad.
Yo, que nací cuando Harry Truman todavía estaba vivo e incluyendo al actual he visto a doce presidentes distintos en EE.UU., calculaba que la obamanía se prolongaría un año. No ha durado ni tres semanas.
come on give the guy some time.
sure americans want a saviour.
that is their mentality with the religious thing and it carries over to politics.
americans must change not just the president.
the whole american system must be changed.
ie term limits for congress. etc.
america is in a massive decline and has been for decades it has been living off of its former wealth and credit.
reagan economics put the finishing touches on capitalism.
capitalism must self destruct as communism did.
both exploit its people.
imperialism and capitalism have a price. ie bankruptcy. check history on that one.
americans have a negative savings rate. econ 101 will tell you what that means in the long term.
our phd’s in economics who love debt get to see their theories work or not work as is this example.
americans are about to learn a vaulable lesson. capitalism leads to wars for profits and imperialism.
america the super power will not give up its imperialism easy. americans love their super power military take no names mentality.
we will learn the hard way but is that not how most people and countries learn?
few will understand my words. very few.