Obama and Latin America

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La reciente declaración del jefe del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, Mike Mullen, en relación con la conveniencia mexicana de adoptar (¿aceptar, solicitar?) un plan de “ayuda militar” como el impuesto a fines del siglo pasado a Colombia y cuyos resultados han sido presentados como altamente positivos para ese país, debe ser visto como uno más de los intentos de control político bajo el disfraz del combate al narcotráfico.

Cabe señalar la simultaneidad de algunos hechos: el primero, la reducción de los fondos de la Iniciativa Mérida, los cuales han bajado paulatinamente de los 450 millones inicialmente ofrecidos para colocarse en 300 (después del rechazo nacional de supervisión y condicionamiento) y ahora con una merma visible de quizá hasta 100 millones, con lo cual la herramienta salvífica habría disminuido casi en 50 por cuento del periodo de George W. Bush al de Barack Obama.

Ni el peso se ha devaluado a esa velocidad. ¿Cómo si no hay dinero para una iniciativa “civil”, sí lo habría para una disimulada forma de intervención militar abierta?

Por otra parte y como segundo asunto relacionado, esa generosa oferta anterior al desembarco de los “marines” benefactores, se produce cuando Felipe Calderón ha hecho quizá la más enérgica declaración conocida al gobierno americano:

“El tráfico de drogas en Estados Unidos —ha dicho a la prensa francesa— también obedece a un fenómeno de corrupción de autoridades americanas. Yo quiero saber cuántas autoridades americanas han sido llevadas a juicio por ese tema… Estados Unidos tiene una grave responsabilidad… No es un problema de México exclusivamente, es un problema común que tiene que enfrentarse también en común entre Estados Unidos y México…

“…El mayor poder dado al crimen organizado a través de las armas viene de Estados Unidos. Desde 2006 hemos decomisado 27 mil armas, entre las que hay desde lanzamisiles hasta dos mil 500 granadas, e incluso hemos encontrado uniformes y armas del ejército estadunidense…

“He hablado con Obama sobre el tema y tengo su palabra y creo en ella porque es un hombre sincero. Observamos una respuesta más clara, más decidida, de acuerdo con la magnitud del problema que estamos enfrentando”, declaró el Mandatario de México”.

Pero hay otros datos por contemplar y uno de ellos es el planteamiento del procurador Eduardo Medina-Mora ante el amago de militarizar la frontera sur del estado de Texas.

“El gobierno piensa que del lado mexicano tenemos suficiente capacidad y despliegue de fuerzas,” como para no hacer necesario el envío de tropas al norte de Ciudad Juárez.

En esas condiciones valdría la pena saber si en verdad a México y a América Latina nos espera un cambio profundo en la relación con Estados Unidos. Ha dicho el Presidente cuánto cree en la sinceridad y palabra del mandatario Barack Obama pero nadie sabe hasta ahora si esas características pueden contra la “realpolitik” imperante en Estados Unidos.

Las condiciones militaristas de la historia americana son un elemento de necesaria consideracioón como también lo es haber aceptado al ministro de la guerra de George W. Bush, Robert Gates, en el gabinete del llamado “gobierno de la esperanza”.

Quizá por eso hace unos días Gates dijo: “Veo a Estados Unidos proporcionándole ayuda a México en asuntos como entrenamiento, recursos y capacidad de vigilancia y espionaje”.

Por eso el Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales ha dicho recientemente, ¿cambios hacia la región con Obama? Sí, pero no tantos.

“Hasta hoy consideran los analistas del CLAEI, no hay indicio alguno de que Obama piense dar marcha atrás en la estrategia de establecer bases militares o “puntos de apoyo” de seguridad en el hemisferio occidental, con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, particularmente el narcotráfico.

“Consecuentemente, es previsible que se amplíe —o al menos se intente ampliar— el campo de acción de la recién restablecida IV Flota, que al incluir armas nucleares en sus arsenales, viola el espíritu y la letra del Tratado de Tlatelolco.

“Cabe destacar que desde los altos círculos del complejo industrial-militar estadunidense, se ha filtrado en fechas recientes información privilegiada acerca de su interés por promover con mayor amplitud la colaboración con los países latinoamericanos y caribeños. Esto de ninguna manera es casual, dado que existe hoy en día en Estados Unidos una sobreproducción de armas convencionales que, dadas sus características, no pueden encontrar mercado salvo en América Latina”.

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