Is Obama Provoking Class Warfare?

Edited by Christie Chu

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¿Lucha de clases a consecuencia de Obama?

Los republicanos denuncian el proyecto de Barack Obama como un modelo que reincorpora la lucha de clases al debate sobre el plan rescate de la economía.

Antes hablaban de “conflictos raciales”, que el voto de los estadounidenses ha dejado sin sentido y sin proyección de futuro. Lo que realmente está en juego y se esclarece, sin dudas, en el impresionante documento del presidente (A new era of responsability. Renewing America promise, Office of Management and Budget, 135 páginas) es la ratificación de lo que, reiteradamente, he publicado, una y otra vez, en esta columna: que en todos los países desarrollados la última década ha significado un desastre para la masa salarial y una violenta concentración —expropiación— del ingreso en una minoría.

En el documento antes citado no se elude, desde la Casa Blanca, esa dura, áspera, realidad. La página 9 lo delata: “Accumulating wealth and closing doors to the middle class”. En efecto, “Acumulación de la riqueza y cierre de las puertas a la clase media”. La sociedad estadounidense se proyectó como formación y desarrollo de una gran clase media. El informe denuncia el desmantelamiento de ese modelo: “Los 400 mayores sujetos fiscales, en dólares constantes (no corrientes), cuadruplicaron casi sus fortunas desde 1992 y pagaron al fisco el más bajo porcentaje de los últimos 15 años” (página 9). No sólo allí.

Añade que “no hay sorpresa entonces en que la riqueza comenzara a concentrarse en la cima. En 2004 —la era de Greenspan, interrumpo— el 10% de los más ricos hogares representaban 70% de la riqueza total y la combinada riqueza neta de 1% de las familias fue mayor que el 90% más bajo. En efecto, el 1% más rico (the top 1 percent, no hay dudas) acumuló más de 22% del PNB”. Eso explica el descenso brutal del papel de la masa salarial (en México escasamente 30% del PIB) en el Producto Interno Bruto.

“No hay nada malo —continúa el documento— en que la gente sea exitosa y gane dinero. Pero hay algo que es malo cuando la oportunidad, para ir adelante, se cierra a todos los estadounidenses para su incorporación a las clases medias y para crear una vida mejor para los niños… Entre el 2000 y el 2007, la deuda de los hogares, como porcentaje del ingreso personal disponible, fue de 133.7% y muchos estadounidenses no han sido capaces de sostenerse y quedaron fuera de la clase media para caer en la pobreza. Entre 2000 y 2007 el número de estadounidenses viviendo en la pobreza se incrementó casi en 5.7 millones y, en 2007, en comparación con el año 2000, casi un millón 700 mil niños han entrado en la pobreza. En efecto, 18% de los niños, es decir, alrededor de 13 millones de niños en total, vivían en la pobreza en el año 2007…” (página 8).

¿Lucha de clases? “Estos problemas se hicieron peores por las políticas que beneficiaban a la cúspide (at the top) a expensas de la mayoría de los estadounidenses…”.

Los lectores de esta columna saben que una y otra vez he repetido que en el último decenio la concentración del ingreso en los grandes países desarrollados ha significado una inmensa expropiación del ingreso (el de la masa salarial en sociedades en su mayoría de las nuevas clases medias) y que además, por otra parte, el mecanismo de corrupción del sistema las convertía en deudoras en virtud de un modelo que destruía el ahorro y colocaba el crédito y el consumo en la categoría de lo sagrado. Ese procedimiento paralizó el desarrollo (el tránsito de un nivel a otro más alto de la acción histórica de los pueblos) y se destruyeron las bases éticas de la convivencia generalizándose, además, el fracaso de las clases dirigentes y bancarias que, en su avidez estúpida, eludieron las prioridades. El presidente lo define así: “La ignorancia de los desafíos de largo plazo”. Me ha conmovido la lectura. La traspaso como duro y necesario análisis.

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