The OAS and Pan-Americanism

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La Organización de Estados Americanos, OEA, se estructuró y ha venido funcionando bajo el signo del panamericanismo, pero panamericanismo es una doctrina que no responde a los ideales del americanismo enarbolado por Bolívar, Valle, Juárez y Martí.

El panamericanismo es un planteamiento formulado por los círculos expansionistas de Estados Unidos a partir de la Doctrina Monroe en el siglo XIX y del “corolario de Roosevelt” a inicios del siglo XX; tiene por objeto justificar teóricamente la sujeción de los países pobres de América Latina a los intereses geopolíticos de la gran potencia, y la extracción de su excedente económico por parte del capital monopolista de aquel país.

Estos antecedentes y su indudable condición de utensilio para favorecer la política intervencionista del Estado norteamericano, su estrategia diplomática y sus aventuras militares, han hecho que los pueblos del continente rechacen con toda energía el contenido teórico del panamericanismo y el accionar de su organismo representativo contemporáneo, la Organización de Estados Americanos, OEA.

Naturalmente algunas cosas han cambiado en este ente regional; no es igual a aquel que en 1954 en Caracas allanó el camino para la invasión a Guatemala para resolver un problema concreto de la United Fruit Company, o el de Punta del Este que en 1962 acordó la expulsión de Cuba; pero la esencia sigue siendo la misma: su sometimiento a la influencia del gobierno de Estados Unidos.

Para muestra un botón: un despacho de prensa originado en Washington informaba ayer sobre la posible determinación del gobierno norteamericano de cancelar su ayuda a este organismo si éste en su reunión en San Pedro Sula acuerda la integración de Cuba.

Por el contrario el americanismo es la posición de nuestros próceres y pensadores frente a los propósitos de las naciones americanas, sobre todo las del sur del río Bravo y el Caribe, por la afirmación de su independencia y la búsqueda de la felicidad en la paz y la justicia.

Por eso es que es necesario que en el campo de la solidaridad y los anhelos por el desarrollo se logre fortalecer la iniciativa de países comoBrasil, que frente a la decepción de la OEA propone la construcción de una nueva estructura representativa de los pueblos del continente.

En esa nueva instancia, todos debemos estar, sea cual sea la naturaleza de nuestro régimen social, no por la anuencia o el sobreseimiento de nadie, sino por nuestra condición de países soberanos.

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