Contributions to the Agenda of Honduras

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Aportes a la agenda de Honduras

Por: Gabriel Fuks
PRESIDENTE COMISION CASCOS BLANCOS, MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES

La XXXIX Asamblea General de la OEA, que se realiza entre el 2 y el 3 de junio en Honduras, servirá de escenario a la nueva realidad latinoamericana y caribeña.

La agenda incluye esta vez la problemática de los desastres socionaturales, la asistencia humanitaria y las dudas sobre la utilidad de la Convención Interamericana para Facilitar la Asistencia en Casos de Desastres. Ese instrumento fue adoptado por la OEA en 1991 y, 18 años después, sólo Panamá y Perú lo ratificaron. Eran tiempos en que las recetas del Consenso de Washington teñían las decisiones políticas en el continente. Su letra no logra disimular su enfoque, asimilable a una concepción militarizada, de respuesta ante el “riesgo”. Unilateral y asistencialista, apunta más a la intervención que a la preparación y la prevención.

Las cosas han cambiado. Los países líderes de Latinoamérica coinciden en impulsar políticas de lucha contra el hambre y la pobreza. Apuntan a la participación de la sociedad civil, a la organización de la comunidad y a la reducción de sus vulnerabilidades; contemplan la perspectiva de género y respetan los saberes de los pueblos originarios. La nación cuya IV Flota conmocionó a la región con amenazas de navegar hasta por nuestros ríos interiores, tiene una nueva administración.

Desde EE.UU. se proclamó la intención de construir diálogos. Hasta se plantean espacios sin exclusiones como la que sufre Cuba desde hace décadas.

Con el aval recibido por parte de los países de Latinoamérica y el Caribe, incorporados a la Red Regional de Voluntariado Humanitario Cascos Blancos, la Argentina llevará a la OEA un planteo concreto sobre esta problemática. Buscará consensos para adecuar las normas y la coordinación. Es imprescindible acelerar la construcción de instrumentos acordes con la nueva visión de los desastres, lejos de viejas prácticas, con “soluciones” en manos de unos pocos y el grueso de la población condenado a “contemplar” o a ser “rescatado”. De Katrina y Haití a Tartagal, nada más alejado de las verdaderas necesidades de nuestros pueblos.

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