Obama, the American Friend

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Obama, el amigo americano

El amigo americano se manifiesta; se hace tangible. Bienvenido Mr. Marshal; venga, pero no pase de largo. Se acabó el tiempo de la arrogancia yanqui, del amigo interesado que te hace sentir inútil. Una conjunción de los astros ha hecho posible enviar un raudal de energía positiva a España. Han coincidido en el tiempo y en el espacio Obama en Estados Unidos y Zapatero en nuestra piel de toro. La composición astral perfecta. Se acabó la pesadilla del amigo americano en tiempos de Bush, la amistad interesada, el dar sin esperar nada a cambio, el poner y no coger.

Ahora las cosas han cambiado. España es una potencia con peso propio que va con silla de alquiler bajo el brazo a la cumbre de los países más poderosos del planeta. España se codea con los mejores, y entre los mejores, con Estados Unidos. Ahora las relaciones son bilateralmente equilibradas. Zapatero ha conseguido que su amigo Obama nos sitúe en el mapamundi, que haya puesto una chincheta roja clavada en nuestra piel de toro. Ya han pasado los tiempos de dar todo a Estados Unidos a cambio de nada. ZP ha puesto las cosas en su sitio. A cada cual lo suyo, y a nosotros, lo que nos pertenece, lo que durante muchas décadas nos ha sido negado por el amigo americano; hemos dejado de ser el hijo de un dios menor estadounidense. El dar se va a acabar; el recibir ya está aquí. ZP ha conseguido el milagro: por primera vez en la historia, Estados Unidos nos da algo a cambio de nada, sin contraprestaciones, ni hipotecas. Es la primera vez que recibimos algo del amigo americano desde la leche en polvo de la posguerra, y gratis. Obama, el amigo de ZP, compañero de constelación, nos regala, nos envía, nos empaqueta en valija diplomática, a cuatro presos de Guantánamo, gratis total, si pedirnos nada a cambio. Es el principio de una larga amistad.

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