Bill Clinton’s Triumphant Visit to North Korea

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Viaje triunfal de Bill Clinton a Norcorea

Tras un par de horas de un cara a cara entre Clinton y el líder Kim Jong-il, Laura King y Euna Lee, condenadas a 12 años de trabajos forzados por cometer “actos hostiles” contra el pueblo norcoreano, fueron beneficiadas con un indulto.

Por David Usborne *

Fue uno de los secretos mejor guardados en los anales de la diplomacia internacional. El ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton viajó ayer en una misión sorpresa a Corea del Norte, la nación más aislada de la Tierra, con el objetivo de liberar a dos periodistas norteamericanas encarceladas el pasado 17 de marzo. El viaje fue clandestino, su resultado fue triunfal.

Tras un par de horas de un cara a cara entre Clinton y el líder Kim Jong-il, Laura King y Euna Lee, 32 y 36 años, condenadas a 12 años de trabajos forzados por cometer “actos hostiles” contra el pueblo norcoreano, fueron beneficiadas con un “indulto especial” por parte del régimen comunista, el mismo que el ex presidente George W. Bush incluyera en su “Eje del mal” junto a Irak e Irán.

El resultado, sin dudas, traerá un enorme alivio para las familias de las dos mujeres, pero lo que de verdad intriga es el hecho de que la misión de Clinton debe de haber incluido una agenda mucho más amplia. Coordinado en el más absoluto secreto, el viaje tiene todos los rasgos de haber sido una apuesta diplomática de gran escala. Es que Corea del Norte tiene la capacidad y la suficiente paranoia como para provocarle a Barack Obama una crisis internacional de proporciones inimaginables. Pyongyang, se sabe, testeó dispositivos nucleares y misiles de largo alcance. Japón está en la mira. Corea del Sur, sin duda alguna. Alaska y Hawai, casi.

Por eso, nadie se dejó engañar cuando, al trascender la noticia de que Clinton aterrizaba en la península en un avión sin patente no identificado para negociar la liberación de las dos mujeres, los voceros del Departamento de Estado se encogieron de hombros y pretendieron que el ex mandatario había viajado a título personal. “Fue en misión privada”, fue lo primero que dijeron, para luego tener que salir a desmentir lo que los medios oficiales norcoreanos ya estaban anunciando: que Clinton le había entregado “cortésmente” a Kim Jong-il un mensaje personal de parte de Obama.

Según la agencia oficial de noticias norcoreana KCNA, el ex mandatario demócrata habría dicho exactamente lo que Kim quería escuchar. “Mi país le presenta las más sinceras disculpas por los actos hostiles cometidos por las dos periodistas después de haber entrado ilegalmente en su país”.

“No se quiso poner en peligro el éxito de la misión”, señaló horas después un comunicado del Departamento de Estado.

La última vez que un alto funcionario estadounidense se reunió con Kim fue en el 2000. Por lo que el encuentro de ayer no fue algo que sucedió sin largas, tortuosas y agónicas negociaciones entre ambas partes. Cuando Clinton aterrizó, había todo un comité de recepción esperándolo, con el vicecanciller y ex negociador nuclear, Kim Kye Gwan, en primera fila y una niña con un inmenso ramo de flores. Un par de horas después, la televisión norcoreana ya difundía imágenes que lo mostraban a Clinton en una mesa de negociaciones con el “Querido líder”.

Que lo hubiesen recibido de esa manera de por sí significaba buenas noticias para Laura King y Euna Lee, que habían sido arrestadas por haber cruzado la frontera norcoreana desde el lado chino mientras realizaban un reportaje sobre las mujeres de ese país que intentaban huir del Estado-prisión. Pero, ¿alguien puede imaginar que los dos hombres se sentaron frente a frente en una mesa, posaron para las fotos de ocasión y no se tomaron algunos minutos para discutir otros asuntos pendientes?

Además, oportunidades como ésta de penetrar en la intimidad de un régimen tan opaco, con todas las especulaciones que existen alrededor de Kim y su estado de salud, no se dan muy a menudo. Desde el año pasado cuando se supone que tuvo un infarto y estuvo grave, se debate acerca de la eventual sucesión del líder de 67 años al interior del régimen. En general, buena parte de Occidente considera que su sucesor sería su hijo de 26 años Jong-Un, educado en Suiza y el único de sus tres hermanos metido en política. Sin embargo, no es algo que esté confirmado del todo. Imaginar que Clinton y Kim abordaron el tema de la sucesión directamente es difícil, pero pensar que el tema no se trató también lo es.

Estados Unidos, en efecto, buscaba la liberación de las dos periodistas. Pero mucho más busca comprometer a Corea del Norte en un plan de desarme y desnuclearización que baje las tensiones regionales, detenga la proliferación de armas de destrucción masiva y vuelva a las conversaciones a seis bandas.

Hillary Clinton, a su turno, se encontraba ayer volando hacia una gira por Africa cuando confirmó a los periodistas que la rodeaban, así, como al pasar, que su marido estaba aterrizando en la poco amigable península coreana. Pero si Clinton se queja desde hace semanas de que está teniendo un perfil muy bajo, ¿por qué tercerizó esta misión estelar en su marido?

No hace mucho diversos analistas de las relaciones internacionales se preguntaban si nombrar a Hillary Clinton como secretaria de Estado podía traer más problemas que beneficios debido, justamente, a su esposo y su actividad como lobbista internacional para su propia fundación. ¿Acaso el viejo Bill iría a pedirles dinero a personajes impresentables a los ojos de la opinión pública norteamericana?

Ahora resulta que el escenario es otro, y no ella sino él se convierte en una suerte de embajador estelar que asegura las prioridades de la administración Obama.

Para los familiares de las dos mujeres, ya se sabe, los resultados saltan a la vista. Pero qué efectos tendrá este encuentro para bajar las tensiones acumuladas entre Washington y Pyongyang (y Seúl) puede ser algo que tome meses en develarse.

La Casa Blanca insiste con que trató el asunto de la liberación de manera completamente separada de todo el resto de la problemática agenda norcoreana. Pero el solo hecho de que un enviado norteamericano, después de tanto tiempo, haya sido recibido por el “Querido líder” podría ser el prólogo a una nueva etapa de diálogo que eventualmente se corone con la reanudación de las conversaciones a seis bandas con Japón, Corea del Sur, China y Rusia. Gracias a las dos mujeres, los dos países podrían hallarse a las puertas de un posible acercamiento.

“Este es un viaje que podría tener una recompensa muy grande”, aseguró Mike Chinoy, analista de asuntos coreanos. “Podría ser el puntapié inicial que quiebre este ciclo de tensiones y recriminaciones mutuas entre Estados Unidos y Corea del Norte”, agregó.

El ex presidente, luego de asistir a una cena invitado por el propio Kim, partió ayer mismo de Corea del Norte. Laura King y Euna Lee también se subieron al avión junto a Bill. El destino es casa: Los Angeles.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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