Paradox and Hypocrisy

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La respuesta del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su pedido el mandatario depuesto Manuel Zelaya la recibió en la rueda de prensa celebrada en México con motivo de la cumbre de los países de Norteamérica. La semana pasada Zelaya, también en el país azteca, señaló que bastaba que la Casa Blanca apretara un botón y “en cinco minutos” acabaría con el Gobierno de Honduras. Así de simplista y contradictoria es la visión del mandatario viajero que si tuvo norte, lo perdió.

“Los mismos críticos que dicen que Estados Unidos no ha intervenido lo suficiente en Honduras son las mismas personas que dicen que siempre estamos interviniendo y que los yanquis necesitan salirse de Latinoamérica”, recordó Obama a los de corta memoria o con “lagunas mentales” y palabra larga, en cuyo discurso no faltan cada tres segundos los reclamos contra “el imperio”.

“Si estos críticos creen que es apropiado que nosotros de repente actuemos de manera que en otros contextos ellos mismos considerarían inapropiado, creo que entonces eso indica que quizás hay algo de hipocresía… y ciertamente eso no va a dirigir las políticas de mi administración”.

Por mucho que lo intentan no logran, como dicen en el pueblo, “ennavajar” al presidente norteamericano, quien reiteró que el diálogo y la negociación son las vías para acercar a las partes hacia una solución duradera con plena participación e inclusión de todos los sectores de Honduras.

El presidente de México, Felipe Calderón, con la recientísima experiencia de la visita de Zelaya, se refirió a la presión, a las exigencias de esos pocos, hasta ayer del otro lado, para empujar a una acción unilateral.

“Coincido en la paradoja que menciona el presidente Obama de que quienes más han rechazado y argüido la intervención norteamericana en la región, son quienes invocan la determinación de Estados Unidos (sobre Honduras) por muy legítimo que sea el propósito”.

Remata el presidente azteca con una posición eminentemente nacionalista que caracteriza a los mexicanos e irrita a quienes se alzan dueños de la verdad y poseedores de soluciones para males ajenos. “No soy de quienes comparten que Estados Unidos sea erigido como el gran juez y el solucionador final, vía intervención en los asuntos de nuestros países”.

Al final de sus declaraciones expresó que “en todo caso podríamos constituir un grupo de países amigos de Honduras que coadyuve tanto con la labor mediadora del Óscar Arias como en la labor de la Organización de Estados Americanos”.

Se van esclareciendo las posiciones y desde la condena y el consecuente mandato con horas exactas para su cumplimiento la oscuridad va desapareciendo y los gobiernos del hemisferio van reconociendo que la crisis política de Honduras no se limitaba a la expatriación de una persona. Se abre campo la no intervención frente a la injerencia de “hipócritas”.

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