Obama “Can’t” Do It!

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Obama es de carne y hueso, un descubrimiento que tenemos que agradecer a esos delegados del COI que, por otra parte, tan malamente se han portado con los madrileños empeñados en mantener una imposible corazonada. Once meses después de arrasar en las urnas de su país con un mensaje muy novedoso y muy etéreo, al presidente norteamericano le han quitado de un tortazo en Copenhague su halo de carisma y le han borrado de un brochazo su eslogan, aquel «sí, podemos» con el que se convirtió en un Superman político que nos hizo creer por un tiempo a muchos que de verdad iba a cambiar el mundo, o por lo menos a intentarlo, y a unos pocos más ilusos que incluso acabaría con el negocio de la medicina privada en su país.

El poder desgasta rápidamente. Sobre todo cuando se obtiene con poco más que frases bonitas. Obama ya no convence a quienes le escuchan prometer que se sentirán orgullosos si se someten a sus deseos, ni Michelle provoca una lágrima de compasión evocando al padre que la enseñó a amar a Chicago. Ellos siguen ofreciendo ilusiones, pero lo que el mundo espera de la pareja presidencial son proyectos realistas, concreciones de sus planes. Por mucho que se empeñen, ya no son aquella atractiva pareja de color que llegaba a la Casa Blanca, sino un matrimonio más de los que han llegado a gobernar el país más poderoso del planeta, esos que llegan, hacen valer su poderío y se marchan a toda prisa en su Air Force One.

Al menos por lo de Obama, hoy podemos dar gracias al COI.

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