Surprising Prize

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Si me llamaran hoy, con la información de que he resultado el ganador del Premio Nacional de Literatura, ante todo, no lo creería. Pero si de todos modos se confirma la noticia, entendería que se cometió un error. Y si aún así se reconfirma, me dirigiría al jurado para declinarlo, porque definitivamente, hoy no poseo méritos para recibir tal distinción.

Barack Obama, a quien admiro y de quien mucho espero, prometió cerrar Guantánamo, pero sigue abierto. Prometió sacar a las tropas de Irak y Afganistán y, por el contrario, sigue llegando allí más carne fresca de jóvenes norteamericanos para la metralla y las bombas talibanes.

Por tanto, el mundo analista se está preguntando todavía ¿qué motivó el que le asignaran el Nóbel de la Paz? ¿Sería su actitud con Chávez en la reunión de Trinidad-Tobago, la cual tuvo un costo político bastante alto para Obama en el Congreso de su país? Porque si esa fue la razón, entonces un pedacito del premio debe tocarle a Leonel Fernández, por lo que hizo aquí en la Cancillería con Correa y Uribe, logro resaltado y elogiado mundialmente.

Obama, primer sorprendido con el premio, luce hombre equilibrado y honesto, pero no va a enviar una carta al Comité del Premio Nóbel diciendo que declina la distinción, tomando en cuenta que, durante el poco tiempo de su presidencia, no ha hecho o no ha podido contabilizar logros suficientes como para merecerlo. ¿Sabe porqué no declinará? Porque después de la “derrota olímpica”, es decir, después que no ganó la sede de los Juegos Olímpicos 2016 para E.U., la cual le fue otorgada a Brasil, él necesita de este premio para elevar el ego vencido y el orgullo disminuido.

La verdad es que, para merecerlo, a Obama le falta probar mucho. Y el extraño apoyo público de Fidel, debió de acompañarse con una sustentación documental basada en hechos. No dudamos de que mañana, Obama podría resultar merecedor de ése y de muchos otros reconocimientos. Pero mientras, hubiese sido preferible que el Comité del Nóbel declarara desierta la categoría de Premio Nóbel de la Paz, o lo hubiera especificado como “a la expectativa de una acción”.

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