No We Can’t

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No se puede

Obama sigue en el centro de las noticias. Lo estuvo antes de asumir el cargo por lo que se esperaba que hiciera, ahora ya en funciones, está por lo que todavía no hace. Han pasado nueve meses de su gobierno sin algo concreto. Si acaso la nominación prematura del Premio Nobel, que por cierto nadie piensa que la merece. El mismo Lech Walesa exclamó al enterarse de la noticia: “¡Cómo, ¡tan pronto!”

Su mayor proyecto, la reforma del sistema de salud, camina lento, con una notable oposición de los conservadores que ven con le nuevo sistema el inicio del socialismo en Estados Unidos. De hecho algunos jardines de las típicas casas de los suburbios de la clase media tienen pancartas con la leyenda: “No al socialismo”. Naturalmente los opositores no saben en que consiste la reforma sanitaria que propone Obama, pero menos saben lo que es el socialismo.

Si Obama tuviera un asesor político mexicano ya le hubiera recomendado que diera un golpe de timón. Así como Cárdenas al expulsar a Calles, Ruiz Cortínez al señalar con el dedo la corrupción del gobierno de Alemán, Salinas con el quinazo o Calderón con el apagón de la Compañía de Luz. Fox no dio golpes de timón sino más bien se golpeó con el timón.

Un estudiante de cuarto año de primaria, preguntó la semana pasada al presidente por qué lo odia tanto la gente. Le dijo además “porque se supone que la gente lo tiene que amar (a Obama) y pues que Dios es amor”. La respuesta de Obama muestra los problemas que padece la sociedad estadunidense. Obama contestó que hay que tomar las cosas con calma, buen humor y con un poco de sal. La referencia a la sal se refiere al general romano Pompeyo que trató de hacerse inmune a posibles envenenamientos, ingiriendo pequeñas dosis de venenos para que le sirvieran de antídoto. Al hacerlo lo hacía tomando un poco de sal con las pequeñas dosis. De poco le sirvieron los supuesto antídotos pues finalmente fue asesinado en Egipto donde estaba refugiado.

No tan dramático como general romano, Obama, cree que las críticas las proclaman quienes, frustrados por haber perdido las elecciones, están adoloridos. Otros están enojados y preocupados por las perspectivas de perder sus trabajos o las casas que deben a los bancos hipotecarios. Obama ha dicho que no se detendrá con su idea de cambio, que terminara la tarea y que lo que ocurre es que apenas está empezando. Dijo Obama además que “si eres el presidente de Estados Unidos tienes que enfrentar todo eso, si las cosa salen bien te dan le crédito y si salen mal recibes la culpa”. “Parte de la chamba”, finalizó.

No todo le resulta tan desagradable como que un pequeño le diga que lo odian. Unas horas más tarde de que le preguntaran por qué lo odian, la pasó bien al celebrar el día de la hispanidad, o latinidad, que son eufemismos, porque los latinos ya no existen desde Pompeyo y los hispanos están en la península ibérica y no en los barrios mexicanos de Chicago, Los Ángeles o Nueva York. En la celebración de la “herencia hispana” aceptó la invitación que le hizo Thalía, previa consulta de la artista mexicana a Michelle, al grito de “Macho”para bailar con ella Obama, dio muestras de su ritmo tropical y de sus grandes dotes de bailarín.

Durante su campaña Obama utilizó un lema cuya paternidad no está totalmente demostrada. Yo pensaba que era atribuible a un grupo de padres de familia de Matamoros, Tamaulipas. que acompañó a sus hijos al campeonato mundial de beisbol infantil en Williamsport. El lema: “Sí se puede” que hicieron famoso les hizo ganar el campeonato mundial. El PRI con Roberto Madrazo utilizó el mismo lema, pero ni así ganó. Obama utilizó: “Yes we can” y con ése ganó la nominación demócrata a Hillary y después la presidencia a McCain. Ahora en EU, ante las dificultades generalizadas, los problemas acumulados y las dificultades para iniciar los cambios propuestos, ya se plantea si no será conveniente que el lema tan exitoso sufra una transformación y se convierta mejor en No we can’t, porque todo indica que, por el momento al menos, todavía, quiere pero no se puede.

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