Is Obama Losing Charisma?

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Obama a la Casa Blanca fue un hecho excepcional. Casi nadie le conocía, estaba en su primera legislatura como senador, no tenía logros relevantes a sus espaldas… pero fue capaz de hablar a los norteamericanos como ellos esperaban. Encarnó el cambio de aires que la gente deseaba, llevándose por delante a Hillary Clinton, más madura y preparada pero parte del mobiliario que se quería sustituir. Los norteamericanos, casi un año después, le siguen viendo como el símbolo de una nueva época, pero su valoración como gestor ha caído en picado.

La llegada de Los sondeos muestran cómo la población ha ido perdiendo la confianza en Obama como reformador. Si su reforma sanitaria fracasó, la que actualmente se está discutiendo no goza de la aprobación de la mayoría de los estadounidenses. La política económica, la estrategia para la superación de la crisis, no es percibida como un éxito, al tiempo que asustan la deuda generada y el desempleo. Ya sabemos que sus recetas en política exterior se quedaron en el camino y que ceder posiciones puede alegrar a más de uno fuera de Estados Unidos, pero no parece que sea la mejor manera de defender los intereses nacionales. En todos los sectores Obama suspende, pero su imagen de reforma y cambio todavía resiste… aunque no por mucho tiempo.

El año de gracia concluye. El que viene trae elecciones parlamentarias y el Partido Demócrata se prepara para perder escaños logrados por la mínima gracias a candidatos demócratas moderados. Que los republicanos reconquistaran el puesto de gobernador de Virginia era proba-ble, dada la tradición del estado. Pero que ganaran en New Jersey es otro cantar y ese sí puede ser un precedente importante. Obama tiene un año para rectificar y demostrar que está en condiciones de resolver los problemas de la gente o se expone a un resurgir del republicanismo.

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