PERIODICO EL MUNDO – Impresión artículo
Fecha de impresión: 2009/12/08
Fecha del artículo: 11:27 pm | 5 de Diciembre de 2009
Washington recula
Autor: Alfonso Monsalve Solórzano
Si lo que plantea The Economist, respaldado, según informa, en fuentes del gobierno norteamericano, sobre el tratado militar entre Colombia y Venezuela es cierto –y no habría razones para dudarlo- la hipótesis que defendí en el artículo del anterior domingo toma fuerza: Estados Unidos es un mal aliado, como lo prueba la historia de las relaciones internacionales y los conflictos en los que ese país ha participado, y es necesario para Colombia tener en cuenta esa constante para rediseñar su política exterior.
El gobierno de Obama comienza a distanciarse del tratado, que según las fuentes citadas se hizo más por complacer al presidente Uribe que por razones estratégicas, porque, continúan, ellos ya tienen bases en Panamá, el Salvador y Curazao, desde las cuales podrían actuar en territorio venezolano. Además, porque sin necesidad del tratado, dicen, desde hace años los Estados Unidos tienen presencia en Colombia y vuelan los aviones que tanto han molestado a Chávez. Desde la óptica de los funcionarios de Washington, y por las dos razones citadas, era un acuerdo doblemente innecesario.
Como quien dice, le hicieron a Uribe un favor, que temeroso del incremento del poderío militar venezolano rogó por la firma del tratado para disuadir a Venezuela sin tener que enfrentar una carrera armamentista que no podría ganar por la asimetría en recursos económicos que el petróleo produce en ese país. Lo peor, añaden las fuentes de The Economist, es que el gobierno del norte no previó las consecuencias que el tratado desataría en Suramérica, como, de paso, tampoco lo hizo Uribe, quien terminó distanciándose de países como Brasil y Chile, que de alguna manera han sido amigos de Colombia.
Se sabe que cuando funcionarios de cualquier país del mundo, pero especialmente de los Estados Unidos, filtran una noticia, o de manera informal, a través de los medios de comunicación, dejan caer una información, es porque están aclimatando la opinión pública para tomar medidas o llevar a cabo políticas que no pueden realizarse sin un previo trabajo de manipulación de dicha opinión. Bastó que Chávez amenazara y subiera el tono de sus agresiones contra Colombia y su retórica contra Estados Unidos, para que se presentaran las primeras grietas en su intención de mantener la alianza militar. Al fin y al cabo, EEUU puede vivir sin que Colombia sea una democracia pero no puede hacerlo, al menos por ahora, sin el petróleo venezolano.
En el ajedrez geopolítico, Colombia es un peón que, eventualmente, podría sacrificarse a cambio de energía, y eso lo sabe Chávez, que arrecia y acelera su estrategia ofensiva para desestabilizar a nuestro gobierno y crear condiciones para la llegada de un subalterno suyo a nuestro gobierno, apoyado en los grupos armados colombianos, a los cuales protege y fortalece, y en sus aliados en el país político, amedrentando a los colombianos, que cansados de un prolongado bombardeo propagandístico orquestado sistemáticamente, acompañado de un creciente número de provocaciones que den la sensación, por lo demás real, de peligro inminente, terminen por aceptar que es mejor una dictadura en paz con el energúmeno vecino y bajo su dirección, que una democracia permanentemente asediada desde los frentes externo e interno.
Me imagino que los expertos en defensa están haciendo su trabajo e ideando estrategias para los distintos escenarios que vivirá Colombia en un futuro cercano. Uno de ellos, será, casi sin duda, la de una democracia no sólo asediada por sus enemigos, sino abandonada a su suerte por sus aliados. Los cálculos de Chávez pasan por prever la reacción efectiva de los Estados Unidos frente a una agresión hacia Colombia.
Curiosamente, esos también deben ser los de los encargados de la defensa colombiana. En caso de que la conclusión sea que EEUU considere admisible la pérdida de la democracia colombiana, el tiempo comienza a ser un factor importante. Prepararse para enfrentar y ganar este hipotético pero no improbable conflicto requiere, en gran medida, de gente entrenada y con experiencia, algo que este país ya posee, por las décadas de confrontación interna, así como de tecnología. En ésta última estamos lejos de satisfacer las necesidades de defensa, por los enormes costos que se requieren; pero precisamente la experiencia acumulada y los desarrollos científicos y tecnológicos que el país ha alcanzado, permiten pensar en acelerar el desarrollo de tecnologías propias de defensa, que entiendo existen embrionariamente y que no requieren de tantos recursos económicos. Y, necesita también, buscar aliados en otras latitudes, que puedan apoyarnos en tecnología a precios accesibles.
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