Obama’s New “New Deal”

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¿Es Obama “realmente negro”?

Por: Tulio Elí Chinchilla

DECEPCIONADOS CON EL PRESIDENTE estadounidense, algunos de quienes ayer celebraban exultantes su victoria, hoy le imputan “no ser realmente negro, haber engañado posando de negro”.

Acusación que entraña un doble desenfoque, porque ni la pertenencia étnica determina adscripciones ideológicas, ni debió hacerse una lectura tan excesiva y coyunturalmente interesada del mensaje electoral de Obama. Los marines no regresarían inmediatamente de Irak, no habría fraternización con Hamas, tampoco negociaciones con talibanes. Ningún presidente de la mayor superpotencia desmontará su hegemonía económica, ideológica y militar.

Las medidas económicas propuestas al Congreso (25-02-09) precisaron el alcance del viraje intentado por el mandatario. Su propósito: hacer de “Estados Unidos la mayor fuerza de progreso y prosperidad en la historia de la humanidad”, pero no sobre la base del salvaje desenfreno capitalista, sino mediante intervencionismo estatal keynesiano. Su crítica al sistema: “hemos vivido una era en la que… las ganancias a corto plazo eran apreciadas más que la prosperidad a largo plazo. Un superávit se convirtió en excusa para transferir riqueza a los acaudalados en vez de una oportunidad de invertir en nuestro futuro. Se desmanteló la reglamentación a favor de utilidades rápidas y a costa de un mercado saludable”. Su plan de recuperación: “un nuevo fondo de préstamos a fin de proporcionar financiamiento para vehículos, estudios universitarios, préstamos a pequeñas empresas para los consumidores y empresarios que hacen que esta economía funcione… Un plan de vivienda que ayudará a las familias responsables pero en peligro de una ejecución hipotecaria a reducir sus pagos mensuales y refinanciar sus préstamos hipotecarios”.

Y otra estrategia vital del plan: “una inversión histórica en la educación. Hemos ampliado considerablemente la educación inicial y continuaremos mejorando su calidad, porque… el aprendizaje más formativo tiene lugar en esos primeros años de vida. Hemos puesto los estudios universitarios al alcance de casi siete millones de estudiantes adicionales. Y hemos proporcionado los recursos necesarios para evitar dolorosos recortes y despidos de maestros que detendrían el progreso de nuestros niños. Y aumentaremos nuestro compromiso con las escuelas públicas independientes”.

En la Universidad de El Cairo (04-06-09), con versos del Corán, Obama proclamó su admiración por el Islam y ofreció la convivencia fraternal con el mundo árabe; tachó la ocupación israelí a territorios palestinos como “intolerable” y urgió el reconocimiento del Estado palestino. Al recibir el Nobel de Paz reafirmó “el derecho de todos los pueblos a determinar su propio destino”, con explícita censura a la invasión de Irak.

Posturas radicales como la de Noam Chomsky ven en todo esto sólo un cambio retórico e incluso prefieren ciertas actitudes de Bush frente a Israel. Sin embargo, tales críticos no reparan en que el ascenso de Obama muestra que en la democracia el péndulo político opera como recurso de lucidez del pueblo para corregir los desafueros de gobiernos desvergonzados, ebrios de poder. Y que este nuevo New Deal apenas empieza.

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