Don’t Ask, Don’t Tell If You’re Gay

Edited by Laura Berlinsky-Schine

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Barack Obama se los prometió cuando estaba en campaña. Durante doce meses no cumplió, pero ahora, 17 años después de que se estableciera la política de “no preguntes, no digas” ni hables de tu orientación sexual si quieres ser militar, el presidente ha decidido que es tiempo de abolir esta medida que impide que hombres y mujeres abiertamente homosexuales se enlisten en las fuerzas armadas.

Desde luego que la iniciativa para eliminar esa controversial ley ha levantado gran polémica en Washington y hay quienes ven en las intenciones de Obama no sólo el propósito de cumplir una promesa que le hizo a la comunidad gay, sino todo un esfuerzo del mandatario para congraciarse con la izquierda que cada día parece más impaciente y desilusionada con él.

Sin embargo, hay muchos, aún dentro de su mismo partido, que consideran que con los índices de popularidad en descenso y su administración envuelta en dos guerras el asunto de la homosexualidad en las filas militares podría convertirse en una trampa política para el presidente, por ser éste un asunto emotivo que hasta hace muy poco dividía completamente a la ciudadanía.

Todo se inició en 1993 cuando Bill Clinton, el último presidente demócrata que estuvo en la Casa Blanca antes de Obama, decidió poner fin a la prohibición de más de medio siglo, que impedía que personas homosexuales fueran admitidas en las filas del Pentágono. Pero la iniciativa se enfrentó con gran oposición por parte del público y de los mismos militares.

A cambio, el Congreso propuso el reglamento actual bajo el cual los oficiales no preguntan y los reclutas no hablan sobre sus predilecciones sexuales, si realmente quieren ser admitidos. Pero si bien se acabaron lo interrogatorios sobre sexo, las investigaciones al respecto continuaron en aquellos ya enlistados, por lo que se estima que de 1994 a la fecha se han despedido por homosexuales a más de 12 mil miembros del ejército, la marina y la fuerza aérea combinadas. Algunos de ellos valiosos intérpretes u oficiales de gran capacidad y entrenamiento.

En la actualidad se estima que en las fuerzas armadas estadounidenses existen al menos 65 mil personas gay, lesbianas o bisexuales que sirven militarmente a su país, combaten y en muchos casos mueren por él, siempre y cuando escondan y se guarden para sí mismos su orientación sexual.

En su reciente informe a la nación y ante la mirada petrificada de los jefes militares presentes, Obama prometió que este año se eliminará esa ley que “niega a los gays el derecho a servir a su país, sólo por ser quienes son”. Y una última encuesta reveló que 69 por ciento de los estadunidenses está con él.

Sin embargo, hay muchos conservadores que no están de acuerdo, empezando por el ex candidato presidencial y senador por Arizona, John McCain, quien fuera capitán de la Armada y prisionero de guerra en Vietnam y quien en un documento firmado por más de mil generales y altos oficiales militares estableció que “la política actual, si bien imperfecta, es altamente efectiva” y no debe cambiarse.

La prohibición estadunidense para que los homosexuales se enlistarán empezó en 1916. Durante la Segunda Guerra Mundial se investigó y despidió a quienes los altos mandos consideraban afeminados, por lo que durante Vietnam muchos que no eran homosexuales fingían serlo para evitar ser involuntariamente reclutados, aunque no en todos los casos se les descalificó.

A lo largo de la historia, durante las guerras napoleónicas, los marinos ingleses con tendencias homosexuales eran colgados y en 1778 el mismo general George Washington dio de baja a soldados estadunidense por la misma razón.

Pero no siempre fue así. Según los historiadores, para los griegos ancestrales el asunto no tenía tanta importancia. De hecho, mucho se habla de la supuesta homosexualidad en el mismo Alejandro el Grande, mientras Platón escribió que “un ejército donde se propicie la homosexualidad será invencible, porque el amor convierte al más cobarde en valiente” .

Es evidente que el tiempo y el paso de los siglos han desvanecido ese entusiasmo y mucho de esa actitud. Aún así, en la actualidad hay en el mundo 25 países donde sin problema se permite ser militar y ser homosexual. México no viene en esa lista.

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