La República Popular China muestra de manera novedosa su impulso imperialista. Muy diverso al que por siglos mostró Europa y Estados Unidos hacia latinoamericanos, africanos y asiáticos. Esos fueron imperialismos depredadores en detrimento de naciones poco desarrolladas. El modelo imperialista de China es otro: comprado con los anteriores es civilizado, comercial, financiero y mercantilista Y se ejerce hoy principalmente sobre las potencias económicas capitalistas.
Este modelo ha creado en China un fondo en dólares de los Estados Unidos de impensable magnitud; gran parte del cual los ha invertido China en deuda de los Estados Unidos. Tiene que hacerlo así por seguridad propia. Para mantener la estabilidad del dólar, la capacidad de compra del consumidor estadounidense y consecuentemente el valor de sus reservas e inversiones.
Además, esta enorme inversión en los Estados Unidos facilitó la estabilidad de las tasas de interés a niveles muy bajos en el mundo y principalmente en los Estados Unidos. Esto favoreció el crecimiento del mercado de deudas para inversiones en activos productivos en los Estados Unidos. Y así funcionó por un tiempo. Lo cual naturalmente favoreció el crecimiento del empleo y del consumo en los Estados Unidos.
Pero muy pronto muchos inversionistas estadounidenses hicieron un pésimo uso del endeudamiento barato para alimentar una descomunal explosión especulativa de altísimo riesgo en los mercados de títulos derivados de hipotecas inmobiliarias que fomentó simultáneamente la creación a nivel mundial de una liquidez inmensa; lo cual a su vez generó un crecimiento mundial real del consumo y del empleo; creando así una prosperidad real sin precedentes y sin fronteras. En especial un crecimiento inmobiliario real y altamente especulativo, a escala planetaria; y no sólo en los Estados Unidos.
Después se hizo la crisis y siguen haciéndola. Excepto en China por el momento.
Entiendo que a raíz de la fabricación de esta crisis global, todavía en curso, el mercantilismo auto defensivo que se ha reforzado en Europa y los Estados Unidos tiene muy poco que ver con las afectaciones generadas por el mercantilismo chino mencionado. Además, en relación con China estos países están aplicando algunas medidas mercantilistas restrictivas muy tímidas e insignificantes. Y no pueden hacer otra cosa.
El mercantilismo de Europa y de los Estados Unidos entre ellos es hoy una necesidad inevitable para detener el aumento del propio desempleo y punto. De manera que cualquiera medida hipotética que se le solicite a China para castigar sus propias exportaciones y premiar las exportaciones de los Estados Unidos y Europa hacia China podría facilitar la recuperación de estos países; pero podría crear también el inicio de una gran crisis en China.
Es decir, China no podría estar de acuerdo con esto porque tendría que permitir una libre cotización de mercado de la tasa de cambio Yuan-Dólar. El dólar se vendría abajo, junto con las exportaciones y el empleo en China. Pero las exportaciones y el empleo en los Estados Unidos serían estimulados y China entraría en crisis. Pero como China ha demostrado con firmeza que tiene un elevado sentido racional de sus intereses nacionales cuando se trata de estrategias de largo plazo, opino que no lo hará y no fabricará su propia crisis porque debe proteger su propio empleo, la capacidad de compra del consumidor estadounidense y paralelamente la estabilidad global del dólar.
Y es lo que está haciendo y lo que debe hacer. O sea, opino que la crisis financiera mundial fuera de China es una fabricación voluntarista de los Estados Unidos y Europa; y a ellos, si quieren, y no a China, les compete resolverla; sobre todo ahora que de financiera ha pasado a ser una crisis de desocupación.
En síntesis, para el planeta el siglo que inicia está marcado por un poder comercial y financiero creciente de China que no va a ser comprometido ni en occidente ni en oriente; porque a nadie le conviene. Los consumidores estadounidenses y europeos seguirán beneficiándose por la creación de ahorros enormes generados por los bajos precios de las mercancías chinas; gracias sobre todo a una tasa de cambio Yuan-Dólar casi rígida.
Además, es hora que ustedes sepan también que China como los grandes bancos occidentales, es “demasiado grande para fracasar” y por tanto los pueblos y gobiernos de los países capitalistas más avanzados saben cómo defender sus poderes y están preparados e interesados para pagar por eso.
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