The Dangerous Rise of American Right-Wing Populism

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El peligroso ascenso del populismo de derecha norteamericana

El 31% de los norteamericanos culpa a Bush de la crisis

Escrito por: FERNANDO ÁLVAREZ BOGAERT

El Presidente Barack Obama llegó a la presidencia en medio de la crisis económica más grave desde la Depresión de 1929. Él tomó, con éxito, las medidas que evitaron un colapso financiero mundial. Sin embargo, dejó de implementar, como planteamos en artículos anteriores, las medidas políticas que los norteamericanos verían como justas y necesarias, concediéndole dos o tres años para que pudiera, por lo menos, enderezar la economía norteamericana que había tocado fondo. Las medidas que darían fuerte solidez a su ejecutoria inicial, serían éstas:

1. Crear una comisión con personas de prestigio. Comisión que públicamente determinara las causas de la crisis y señalara los principales responsables de la misma, esencialmente a los republicanos, a los banqueros y a las compañías calificadoras de riesgo. Al no tomar esas medidas, era evidente que la crisis iba a pasar de ser creada por los verdaderos responsables a una cuyo responsable sería el presidente del país, Barack Obama.

2. Aprovechar la debilidad de los banqueros para instaurar las regulaciones financieras y renegociar los términos absurdos y abusivos del rescate bancario.

3. Haberse focalizado totalmente en la economía, en lugar de enfatizar el plan de salud, que debió postergarse.

4. Debió usar los recursos del estímulo fiscal (850 mil millones de dólares) a favor, exclusivamente, de planes que mejoraran la situación del norteamericano promedio.

El descrecimiento económico, los efectos de la crisis y las ayudas extravagantes a los banqueros, mientras el ciudadano promedio norteamericano cargaba con el grueso de los daños de la crisis, causaron una legítima indignación, provocando un peligroso vacío político que ya se manifestó con el surgimiento del movimiento populista de derecha, bautizado con el nombre de “Tea Party” (el Partido del Té) en memoria del movimiento que en 1773 votó al mar los cargamentos de té en Boston en protesta por el aumento de los impuestos por el Imperio Británico; esta acción representó el inicio de la Independencia Norteamericana.

Este movimiento posee las siguientes características:

• Tiene una estructura totalmente descentralizada y amorfa. No posee oficina principal ni plataforma política única. Está compuesto por centenares de movimientos autónomos, aunque algunos tienen posiciones en común.

• Una filosofía conservadora, con una minoría significativa de extrema derecha.

• Tiene un profundo rechazo, que llega hasta la ira, al status quo y a las llamadas élites gubernamentales.

• Proclaman una marcada intención de reducir el tamaño del gobierno.

• Promueven un profundo rechazo al crecimiento exponencial de la deuda pública; aunque, paradójicamente, no quieren que se aumenten los impuestos ni que se bajen los principales gastos sociales.

• Cuestionan, profundamente, la ayuda exterior y el proceso de globalización. Consideran que una y otro han producido grandes daños económicos y sociales en Estados Unidos.

• Pregonan una fuerte inclinación anti-inmigrantes con gran contenido racial. Muchos creen que Obama es un musulmán encubierto, otros que es un africano con tendencias espiritistas. El extremo, todos creen que quiere imponer el socialismo en el país.

Conforme a las encuestas (todas de febrero) de la Gallup, de ABC, del New York Times y de Pew, el terreno es fértil para este movimiento. Presentamos algunos resultados, a manera de ejemplo:

– El 78% de los norteamericanos cree que el gobierno (Ejecutivo y Congreso) trabajan sólo para los grupos económicos.

– El 71% desaprueba el Congreso.

– El 57% quiere reducir el gobierno.

– De junio del 2009 a febrero del 2010, la tasa de aprobación de los demócratas versus los republicanos descendió de +17% a +2%.

Aunque sólo faltan ocho meses para las elecciones congresuales, esta posición podría mejorar para los demócratas, porque aunque la tasa de aprobación de Obama ha descendido de 63% a 49% en 6 meses, todavía el 31% de los norteamericanos culpan a Bush de la crisis, el 23% a los banqueros, el 13% al Congreso y tan sólo un 8% a Obama.

A nuestro entender, ¿qué tiene que hacer el Presidente Obama?:

– Concentrarse, totalmente, en la economía y en la creación de empleos.

– Confrontar a los republicanos por ser los causantes de la crisis y por su obstruccionismo total.

– Proceder, para que el Senado pueda trabajar, a modificar las reglas extra-constitucionales que rigen esta institución (el llamado proceso de Filibustero) que requiere del 60% de los senadores para discutir y aprobar una ley. Hasta ahora, este procedimiento sólo se ha dado, en menos del 20% de los casos, para la discusión de leyes muy complejas e importantes (ejemplo: la ley de Derecho Civiles en el 1968). Actualmente, los republicanos la está usando virtualmente todas las veces que sea necesario, paralizando totalmente la acción del Senado.

Esta situación adquiere mucho mayor relieve a la luz de dos eventos que acontecieron en menos de cuatro meses en suelo norteamericano: la pérdida de la Senaduría de Massachussets, el Estado más demócrata de los Estados Unidos e igualmente la Gobernación de New Jersey, el tercer Estado más demócrata de la Unión.

La disyuntiva es clara, hay dos caminos:

1 Que el Presidente Obama actúe con decisión, coraje, utilizando un discurso bien específico, concentrándose en la economía y en la creación de empleos, o

2. Que continúe, como hasta el presente, en cuyo caso veremos, con consternación un creciente dominio en la gran nación del norte de un populismo de derecha con graves consecuencias políticas y económicas al impedir que el Senado apruebe las leyes que enfrenten los graves problemas coyunturales actuales y aquellos que permitan hacer la reingeniería estructural que demandan los tiempos.

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